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Seis meses de errores no forzados y trabas desde la oposición

OPINIÓN 11/06/2024 Roberto Cachanosky*
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El contenido de la Ley Bases que tratará este miércoles el Senado es el rumbo que necesita tomar el país, para poder encarar las reformas estructurales que se propuso el gobierno hace seis meses: desregular la economía, modernizar el régimen laboral para que incentive a las empresas a contratar personal, privatizar empresas y reducir el gasto público reformando el Estado.

La iniciativa del Poder Ejecutivo contiene las herramientas para resolver el problema de fondo de la economía argentina, aunque hay ciertos aspectos que pueden darse al debate. Por ejemplo, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), con una serie de beneficios fiscales, aduaneros e impositivos para aquellas empresas que inviertan USD 200 millones o más.

Pero el punto a considerar es que esos beneficios deberían ser para todos. Es decir, si son buenos para las grandes inversiones, también lo deben ser para las pequeñas y medianas. ¿Por qué otorgar diferencias si el principio básico del liberalismo es la igualdad ante la ley? O, si se quiere ver de otra forma, no creo que una gran empresa deje de invertir USD 200 millones o más porque una pyme tenga el mismo beneficio que ella.

Por otro lado, al haber una autoridad de aplicación que es la que aprueba si un proyecto entra en los beneficios del RIGI, se deja abierta la puerta para hechos de corrupción. Es sabido que, a mayor regulaciones y discrecionalidad en las reglas de juego, mayor posibilidad de porosidad en los actos públicos.

En este sentido, la mejor forma de atraer inversiones es teniendo reglas de juego claras y permanentes que generen competencia para liberar la capacidad de innovación de los agentes económicos.

El cambio del régimen previsional

La realidad es que el sistema de reparto está totalmente colapsado, no solo en Argentina, sino en el mundo, porque consiste en que los que están trabajando aporten parte de su salario junto con la contribución de las empresas para pagar los haberes de los jubilados y pensionados.

El sistema estaba complicado en la Argentina, pero bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner se terminó de destruir cuando decidió incorporar a millones de personas que no habían hecho aportes, a través de prolongadas moratorias.

Con escasa creación de puestos de trabajo por falta de inversiones y una importante economía informal, la relación entre cantidad de empleados que aportan al sistema previsional para mantener a los que están jubilados cayó a poco más de 1,1, cuando para estar en equilibrio se requieren más de tres aportantes.

Aun así, la Cámara baja dio media sanción a la reforma de la Ley de Movilidad Previsional que de prosperar en el Senado y no ser vetada por el Poder Ejecutivo, hará colapsar aún más al sistema, porque llevará a aumentar los ingresos de los jubilados sin establecer la fuente de financiamiento. Típico del populismo que aún predomina en el Poder Legislativo.

Y como en gran medida parte del déficit fiscal cero se basó en “licuar” jubilaciones, al subir esa partida muy por debajo de la inflación, el proyecto de ley del kirchnerismo apunta a hacer trastabillar el superávit que obtuvo el Gobierno en los primeros cinco meses del corriente año.

Las cuentas externas y la inflación

Por el lado cambiario, el presidente Milei insiste en que el tipo de cambio oficial no está atrasado, pero la realidad es que, sin necesidad de hacer ningún cálculo estadístico, si lo está por una sencilla razón: un tipo de cambio oficial es un precio máximo, y como tal siempre se establece por debajo del nivel que opera el mercado libre. Y además, con el crawling peg del 2% mensual desde enero, se atrasa todavía más frente al ritmo de la inflación.

Si a eso se suma el cepo, se obtiene que el frente cambiario tiende a complicarse más que a solucionarse, dado que el exportador está obligado a venderle sus dólares al BCRA a un precio artificialmente bajo, y por tanto el estímulo por aumentar las exportaciones, la puerta de salida que tiene la economía argentina para salir de la recesión, disminuye sensiblemente. Es decir, el cepo conspira contra una opción para empezar a mover la economía.

Por otro lado, el BCRA tiene que emitir para comprar esos dólares al exportador y ese dinero es absorbido por algún instrumento de deuda pública o bien queda circulando.

Los números oficiales muestran que desde mediados de marzo la base monetaria dejó de estar congelada como había prometido Javier Milei y, solo el circulante creció 59,4% entre el 7 de diciembre 2023 y el 5 de junio. Si este aumento se lo compara con el incremento de la oferta de bienes y servicios, claramente, arroja que hay menos bienes circulando (recesión). Esa inconsistencia monetaria puede derivar en un aumento de la tasa de inflación en el corto plazo.

La forma correcta de estimar la tendencia inflacionaria es comparar la expansión monetaria con la oferta de bienes y servicios. Utilizar un deflactor para ver cuánto aumentó la masa monetaria en términos reales no tiene ningún sentido desde el punto de vista del análisis de la escuela austríaca. Al respecto recomiendo leer el capítulo sobre moneda de Ludwig von Mises en la “Acción Humana”.

Pasados los primeros seis meses de Gobierno, se advierten frenos que pone la oposición para tratar las reformas estructurales y errores del equipo económico en materia monetaria y cambiaria.

Promesas incumplidas

Por el flanco fiscal, lo que hubo fue, básicamente, una gran licuación del gasto con el salto inflacionario de diciembre, aumento de impuestos (PAIS de 7,5% a 17,5% para importaciones, aumento mensual del gravamen sobre la transferencia de combustibles, y con la Ley Bases se elevará Ganancias para la Cuarta Categoría.

Es decir, justamente lo contrario a lo prometido en la campaña electoral, cuando sostenía Milei que “antes de subir un impuesto me corto un brazo”. Típicas promesas de los políticos tradicionales que prometen cosas que no van a cumplir, como también es el caso de la dolarización de la economía, que fue el estandarte de la campaña electoral.

Al respecto recuerdo que hace muy poco el Presidente dijo que la base monetaria iba a quedar congelada y que si hacía falta más monetización, esa mayor monetización iba a salir de los dólares que estaban debajo del colchón. Pero desde mediado de marzo ocurre lo contrario. De manera que no hay ni congelamiento de la base monetaria ni dolarización con los dólares que juró tenerlos asegurados de un gran fondo de inversión.

A seis meses de gestión, entonces, el Gobierno está trabado en las reformas estructurales porque la oposición se las frena en el Congreso, y en lo que hace a la política monetaria y cambiaria el se metió solo en un problema mayor.

Se verá si a partir de ahora empieza una nueva etapa de consistencia en la política económica, por lo menos en materia cambiaria, monetaria y fiscal.

 

 

* Para www.infobae.com

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