Los rayos X fueron descubiertos por el destacado físico alemán Wilhelm Conrad Roentgen, el 8 de noviembre de 1895 en el Instituto de Física de la Universidad de Würzburg, Alemania. Siguiendo los trabajos de los físicos Gustav Hertz, Philipp Lenard, Johann Hittorf, William Crookes y otros, Roentgen estaba investigando los fenómenos producidos por la descarga eléctrica a través de un tubo de vidrio provisto de dos electrodos -denominado tubo de rayos catódicos o de Crookes- en el que se había evacuado parcialmente el aire. En forma casual descubrió que cada vez que hacía una descarga eléctrica en el tubo, un papel recubierto con una sustancia fluorescente, el platinocianuro de bario, brillaba. El descubridor de estos tipos de rayos le colocó el nombre de "X" porque no sabía qué eran, ni cómo eran provocados, y porque esto significa "desconocido", dándole mayor sentido que cualquier otro nombre, por lo que durante muchos años después se decidió que conservara ese nombre.