Pasaron las marchas y el poder político miró para otro lado

Los rafaelinos clamaron por seguridad, llenaron las calles, marcharon en forma masiva y peticionaron a las autoridades tal como lo marca la Constitución Nacional.

Quienes convocaron y quienes concurrieron pidieron que tanto Omar Perotti como Luis Castellano se hagan presentes, quizá no tanto para brindar soluciones o recibir reclamos, sino como acompañamiento en momentos de tanto dolor.

A nadie le escapa que Perotti hace muy pocos días que está al frente de los destinos de Santa Fe y que desde hace muchos años Castellano le reclamó, quizá hasta con histrionismo, al socialismo, responsables del tema en los últimos doce años, para que Rafaela sea más segura.

Perotti y Castellano tenían la obligación moral de dar la cara, no en los medios, sino a la gente, en persona.

Los que pedían sus presencias son los mismos que hace pocos meses los votaron, que no se confundan, en la marcha no había opositores, había rafaelinos y santafesinos, esos rafaelinos y santafesinos que con su voto le dieron la confianza para que en los próximos cuatro años los gobiernen.

Perotti y Castellano tenían que haber dado la cara, no respuestas, la cara.

Ninguna persona en su sano juicio puede exigirle a Perotti soluciones con tan pocos días en el gobierno, pero la presencia en las marchas, el abrazo fraterno, la palmada en el hombro y el beso reparador, hubiesen sido una muestra de solidaridad verdadera.

Los ciudadanos no solo están para pedirle el voto, en oportunidades hace falta compartir las angustias y las tristezas, y eso se da cuando se hace algo sencillo pero eficiente: DAR LA CARA