Viotti debe dar urgente un golpe de timón a su gestión

EDITORIAL EDITORIAL
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Leonardo Viotti lleva al frente de la ciudad de Rafaela  casi dos años, un período que ha estado marcado por un descontento creciente entre la mayoria de los ciudadanos. Desde su llegada, su administración ha sido calificada como errática, dejando mucho que desear en cuanto a las expectativas que el electorado había depositado en él.

Las promesas realizadas durante la campaña electoral, que hicieron eco entre los votantes, se han desvanecido, y los problemas que una vez parecieron susceptibles de solución se han agudizado.

Uno de los aspectos más preocupantes de la gestión de Viotti es la limpieza de la ciudad. Rafaela, conocida por ser un lugar próspero y bien cuidado, ha caído en un estado de abandono. La acumulación de basura y la falta de mantenimiento son evidentes, y el centro de la ciudad, que debería ser un símbolo de orgullo para sus habitantes, se asemeja más a un "gallinero", como lo refieren muchos vecinos, debido a la invasión de aves y el excremento que dejan atrás.

Este panorama es agravado por el deterioro de las veredas, que se encuentran más rotas que nunca, convirtiendo el acto cotidiano de caminar por la ciudad en un verdadero desafío.

Por otro lado, los problemas de seguridad se han convertido en un flagelo que no puede ser ignorado. Los accidentes de tránsito son una constante, y los testimonios de ciudadanos que sienten que el riesgo es prácticamente cotidiano se multiplican.

La administración de Viotti ha fallado en implementar políticas efectivas para abordar tanto la seguridad vial como el aumento de la criminalidad, lo que ha llevado a una sensación de vulnerabilidad que ensombrece la calidad de vida de los rafaelinos. Las iniciativas presentadas hasta ahora son vistas como parches temporales en lugar de soluciones duraderas.

Ante esta situación, se avecinan elecciones para elegir concejales, lo que puede representar una oportunidad crucial para que los ciudadanos expresen su descontento con una gestión que, en muchos sentidos, ha decepcionado.

 El voto puede convertirse en un instrumento de cambio, un llamado de atención para que el joven intendente, que en su campaña proclamó haber "sabido a todas", comience a gobernar en serio y en función de las necesidades de la comunidad.

 La esperanza es que el respaldo popular se utilice para redefinir y reenfocar el rumbo de la ciudad, buscando un futuro donde Rafaela sea reconocida nuevamente por su limpieza, seguridad y bienestar general.

Es hora de que los rafaelinos tomen las riendas de su destino, evaluando las decisiones que han conducido a la ciudad a esta encrucijada. El futuro de Rafaela depende de un liderazgo responsable y comprometido, capaz de escuchar a la ciudadanía y de implementar cambios significativos para transformar la realidad actual en una que esté a la altura de lo que los rafaelinos merecen.

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