Industria textil en alerta: reclamos al Gobierno por el boom de importaciones de ropa usada

EDITORIAL Agencia de Noticias del Interior
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  • Las importaciones de ropa usada crecieron cuarenta veces en los primeros ocho meses del año.
  • Las cámaras textiles presentarán reclamos ante el Ministerio de Economía para revisar la medida.
  • El sector perdió 138.573 empleos privados registrados desde noviembre de 2023.
  • Las prendas llegan principalmente desde EE.UU. y entran casi sin controles sanitarios.
  • Empresarios advierten riesgos ambientales tomando como ejemplo el caso de Atacama en Chile.
  • Piden restablecer la prohibición histórica para evitar mayores daños productivos y sociales.

La industria textil y de la indumentaria encendió todas las alarmas tras detectar un crecimiento inédito en el ingreso de ropa usada al país. Las cámaras del sector preparan presentaciones formales ante el Ministerio de Economía para solicitar que se revise la normativa que habilita la importación de estas prendas, un fenómeno que —según empresarios— “no solo afecta la producción nacional, sino que implica riesgos sanitarios y ambientales de magnitud”.

El debate se reactivó luego de que se confirmara que las importaciones de ropa usada se multiplicaron por cuarenta en los primeros ocho meses del año. Las prendas provienen mayormente de Estados Unidos, donde su incineración está prohibida por razones ambientales. En Argentina, en cambio, ingresan casi sin controles específicos y se comercializan en fardos de 25 a 50 kilos, lo que encendió la preocupación en un sector que ya arrastra una de las caídas de actividad más pronunciadas desde el cambio de administración.

Un conflicto que excede la discusión sobre apertura comercial

En paralelo, un debate más amplio recorre la escena económica: el impacto de la apertura comercial sobre el empleo. El presidente Javier Milei sostuvo recientemente que “si un sector quiebra, no se pierde empleo”, aunque los datos oficiales apuntan en sentido contrario. Entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 se destruyeron 138.573 puestos registrados en el sector privado, de acuerdo con el Sistema Integrado Previsional Argentino.

Para la cadena textil, la discusión trasciende la política comercial general y se centra en un caso que califican como “extremo”. La importación de ropa usada, señalan, no solo compite de forma desleal con la producción local por su bajo costo, sino que genera un circuito riesgoso para consumidores y trabajadores. Hasta 2022, este tipo de operaciones estaban prohibidas por razones sanitarias y ambientales, y aunque las restricciones se relajaron posteriormente, no había registros de ingresos significativos hasta 2024. La tendencia explotó este año, con un solo mes —agosto— en el que las compras treparon a 683 mil dólares.

Reclamo empresarial y preocupación por el empleo

Tras conocerse los números, las cámaras empresarias intensificaron sus reuniones y definieron enviar comunicados al ministro Luis Caputo y al secretario de Comercio, Pablo Lavigne. Piden que se restablezca la prohibición o, al menos, que se limite el ingreso con controles estrictos.

“Les pedimos sentido común y mantener una norma que hasta el macrismo renovó”, sostuvo un dirigente del sector, en alusión al régimen histórico que vetaba este tipo de importaciones. El pedido se enmarca en un momento crítico: la rama textil, el calzado y la manufactura del cuero acumulan una caída del empleo del 12% desde noviembre de 2023, una merma comparable solo con la registrada en la construcción.

Según trascendió, las presentaciones serán impulsadas por la Cámara Argentina de la Industria de la Indumentaria, la fundación ProTejer, la Cámara del Calzado, la Cámara de la Manufactura del Cuero y la Federación de la Industria de la Indumentaria.

El riesgo ambiental y el espejo chileno

La inquietud no responde solo al impacto productivo. Un aspecto central del reclamo es el potencial daño ambiental asociado a estas importaciones. Las entidades mencionan el caso de Chile, uno de los mayores importadores de ropa usada del mundo, donde hasta el 40% de las prendas termina desechado en el desierto de Atacama, un verdadero vertedero textil que encendió alarmas internacionales.

La Cámara de la Indumentaria advierte que la mayor parte de la ropa usada importada es de baja calidad y está fabricada con fibras sintéticas o mezclas químicas que liberan partículas contaminantes cuando se degradan. “No solo afectan al medio ambiente; también pueden representar un riesgo para las comunidades cercanas a los centros de acopio o disposición final”, señalaron.

Un sector que busca límites en medio de un giro liberal profundo

En un contexto en el que la política comercial del Gobierno apunta a una apertura amplia, los industriales reconocen que la disputa por aranceles o restricciones es difícil de ganar. Sin embargo, confían en que en este caso particular —por su impacto ambiental, sanitario y social— pueda haber margen para revisar la medida.

Mientras el consumo interno sigue retraído y la producción cae, la irrupción de la ropa usada se convirtió en un símbolo de las tensiones que genera la liberalización acelerada. El sector textil espera una respuesta que, al menos, mitigue un daño que consideran inminente.

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