Con las autoridades partidarias renovadas, el peronismo de Santa Fe da un paso de los tantos kilómetros que debe caminar para reconstruirse después de la dura derrota contra Unidos. Los senadores encabezados por Armando Traferri agarraron la manija, pero aún falta el GPS para no dar vueltas en círculos en la tierra arrasada que le significaron las elecciones de 2023.
Como es habitual cuando el peronismo vuelve al llano, la meta final que proponen es la unidad, pero su construcción es toda una complejidad entre los heridos electorales, las diferencias de formas y las disputas de poder. Sobre todo en Santa Fe que perdió hasta la mayoría en el Senado después de una hegemonía de 36 años.
El ánimo y el contexto generaron que hubiera una llamativa y rápida unidad más allá de algunos heridos. "Fue el cierre más anodino de la historia. Ni un sillazo", reían en una tribu.
El grupo de senadores se quedó con la manija del PJ. Eso dio un paso firme en un partido que tambalea, pero también repelió a dirigentes que no gustan de tener la vieja política al mando. En esas diferencias de piel, el PJ debe armar un rumbo para 2027, en Santa Fe no hay 2025.
Peronismo unido en Santa Fe
Hay algunos conceptos que se repiten y, por ahora, suenan a eslogan más que a una estrategia. Se habla de renovación generacional y darle un lugar más protagónico a los sub50. Pese a esto, el nuevo presidente, el exsenador Guillermo Cornaglia supera los 60 y responde al grupo del peronismo que desde hace más de dos décadas detenta el poder en el Senado. Un punto curioso: Cornaglia perdió su reelección para la senaduría del pequeño departamento Belgrano.
La segunda línea dirigencial sí se completa con renovación: la vicepresidencia la ocupará María Luz Rioja del rossismo -otro punto curioso: ese sector salió cuarto en la interna a gobernador-, todo un foco allí luego de que Leandro Busatto y Roberto Sukerman armen rancho aparte de Agustín Rossi.
La secretaría General será ocupada por el camporista Marcos Cleri. Las otras vicepresidencias estarán a cargo del diputado nacional Eduardo Toniolli del Movimiento Evita y Roxana Fornaciero del espacio Vamos, que agrupa a intendentes.
¿Renovación?
“Hay que tener renovación. Yo puedo dar experiencia pero necesitamos mentes más jóvenes. Y las hay. Un recambio generacional, no tirar los viejos por la ventana”, sostiene Traferri. Ahora bien, ¿el partido es el canal ordenador para el recambio y es solo un sello electoral formal? Muchos, creen que es lo segundo. "Ni siquiera selecciona candidatos como antes", dicen.
El sector de Marcelo Lewandowski entendía que por haber ganado la senaduría nacional en 2021 y la interna a gobernador 2023 le correspondía la presidencia, pero los senadores golpearon la mesa para cantar su serenata e imponerse. No compartió las formas y prefirió no estar en la mesa chica. Ahora será primer congresal del partido, algo que también pretendía el senador Traferri, quien dice haber cedido a sus pretensiones. Claro, ya tiene con Cornaglia, que es de su riñón, un lugar clave. El experiodista deportivo redefine su posicionamiento.
Palos y heridos
Sin embargo, Traferri lanzó una frase que bien puede caerle indirectamente al senador nacional. “El que no quiera participar dentro del partido es porque no se quiere hacer cargo de los momentos difíciles”, dice, quien gesta una suerte de renacimiento en la política local luego de estar apuntado por la justicia en una novela complejísima.
El sanlorencino pide no detenerse en las formas, en las suyas, claro, y convoca al resto. Argumenta que el PJ está “diezmado y golpeado”, y que su reconstrucción debe ser “ladrillo por ladrillo” y él ya tiene el fratacho y la mezcla en la mano. No es menor que enfrente, la alianza gobernante haya sido validada por casi 1.100.000 votos y con mayoría en las dos cámaras. Difícil de dar vuelta.
“Quiero que el peronismo recapacite de que estamos -10, estamos como en 2015. Por eso no hay margen para pelearse por cargos. Sí que el presidente debe trabajar para todo el PJ, no un solo sector”, regala.
Apertura y frente
La idea de abrirse a un frente mucho más amplio es algo que comparten todos los espacios sin distinciones. Ya se dijo mil veces. El tema es hacia dónde abrirlo para que sea competitivo. Bien podría caber preguntarse que si no se ponen de acuerdo con los que están, por qué habrían de hacerlo con otros sectores.
Así el peronismo parece apuntar al antídoto que lo sacó del poder: el frente de frentes Unidos para Cambiar Santa Fe, el experimento entre el radicalismo, el Partido Socialista, el PRO y varios partidos menores que llevaron a Pullaro al poder. “Quién podía pensar que el socialismo gobierne con el macrismo. También tenemos que cambiar el paradigma”.
Lo mismo podría aplicar para pensar en una eventual alianza con Ciudad Futura, fuerza de centroizquierda que se unió con el Movimiento Evita para las elecciones a intendente de Rosario y por poco no ganan. ¿Juan Monteverde y los senadores vitalicios en el mismo frente? Todo puede ser con un peronismo en el fondo.
CON INFORMACION DE LETRA P.