


Juegos Odesur 2026: "Un viaje a Disney mientras se llueve el techo de la casa"
OPINIÓN Carlos Zimerman
Por Carlos Zimerman
- Rafaela carece de asfalto, cloacas, agua potable y gas en muchos barrios.
- Gastar en juegos deportivos, aunque relevantes, no es prioridad para la mayoría.
- Rafaela, en proceso de recuperación del kirchnerismo populista y nefasto como el resto del país, necesita fondos mejor dirigidos a mejorar la calidad de vida.
- El gasto político a menudo oculta intereses particulares, y hay preocupaciones sobre su destino.
- Aunque la decisión ya fue tomada, el periodismo debe expresar opiniones y criticar estas políticas.
- La política debería enfocarse en resolver los problemas reales de la ciudadanía.
En una ciudad con numerosas carencias, donde falta asfalto para muchas calles y las cloacas son un anhelo inalcanzable en varios sectores, hay barrios que no cuentan ni con agua potable ni con gas. En este contexto, pensar en realizar un gasto tan elevado para unos juegos deportivos, que aunque son importantes, no son una prioridad para la mayoría, resulta cuestionable.
El país se está recuperando y saliendo del espanto que nos dejó el kirchnerismo; Rafaela no es ajena a esta realidad. La ciudad necesita muchas cosas, y los fondos que se planean invertir en estos juegos, probablemente desapercibidos para la gran mayoría, podrían ser mejor utilizados para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
En Rafaela, los Juegos Odesur 2026 implicarán una inversión millonaria en infraestructura, incluyendo la construcción de un velódromo cubierto, un estadio multipropósito, y un espacio para deportes extremos (BMX y skate). El microestadio de Rafaela, que cuenta con un presupuesto oficial de $ 8.174.002.435,12. Si bien la provincia va a aportar gran parte del dinero, oportunamente por un decreto firmado por el Intendente Leonardo Viotti, se autorizó gastar $10.600.000 para la ejecución del programa “Preparativos Juegos ODESUR”, estos fondos se destinarán a cubrir gastos vinculados a la organización, planificación, contrataciones profesionales, materiales de construcción, insumos deportivos, elementos de apoyo logístico y campañas de comunicación. Es decir "saraza".
Cuando la política decide hacer un gasto así, a menudo se entremezclan intereses. Quizás esta vez no sea la excepción. La decisión ya está tomada, y estas líneas no podrán cambiarla. Sin embargo, el periodismo es precisamente esto: expresar nuestro criterio y parecer, aunque a algunos les moleste. La política debería ser un medio para resolver los verdaderos problemas de la gente, no a la inversa.








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