Un dólar contenido, expectativas en alza y un cierre de año bajo la lupa

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Variación del dólar mayorista en noviembre: entre 0,5% y 2%, por debajo de la inflación.
  • El tipo de cambio cerró en $1.451,50 y se mantuvo 4% debajo del techo de la banda.
  • Futuros A3 proyectan un dólar a $1.479,50 hacia fin de año.
  • La demanda de pesos en diciembre y la cosecha de trigo podrían contener la cotización.
  • El turismo, la falta de reservas y la rigidez del esquema cambiario pueden presionar al alza.
  • Analistas prevén un cierre en torno a los $1.500 sin cambios en el régimen de bandas.

El Gobierno atraviesa el tramo final del año con un mensaje que repite como un mantra: no habrá cambios en el esquema cambiario. La estrategia oficial descansa en la convicción de que el orden macroeconómico y la mejora en las expectativas —potenciadas tras el resultado de las legislativas— deberían funcionar como un ancla para la cotización del tipo de cambio oficial. Sin embargo, las tensiones que rodean al mercado abren una serie de interrogantes sobre cómo terminará 2025 el dólar, un indicador cada vez más sensible incluso en un régimen de bandas.

Si se observan los movimientos del tipo de cambio mayorista, noviembre dejó variaciones modestas. Entre las puntas del mes, el dólar avanzó apenas $6,50, lo que representa una suba del 0,5%. La comparación entre promedios mensuales es ligeramente mayor: un incremento del 2%. En ambos casos, se trata de variaciones que corren por detrás de la inflación esperada para el mismo período, que según la mayoría de las consultoras privadas se ubica por encima de ese nivel. El dólar cerró noviembre en $1.451,50 y durante la última semana se mantuvo cerca de un 4% por debajo del techo de la banda, hoy en $1.510. Para los analistas, es improbable que la divisa supere ese límite hacia el 31 de diciembre, cuando el tope se ubicaría por encima de los $1.525.

Los datos del mercado de futuros A3 respaldan ese diagnóstico: allí, la proyección para fin de diciembre se ubica en $1.479,50, lo que implicaría un incremento mensual del 1,9%. Más optimistas —o más cautos— fueron quienes participaron del REM de octubre, donde se anticipaba un dólar a $1.500 para recibir 2026, equivalente a un ajuste del 3,3%.

La discusión de fondo, sin embargo, no se limita a la foto del cierre de diciembre, sino a los factores que pueden empujar el dólar hacia un lado o hacia el otro. Por el lado de las fuerzas que podrían moderar la cotización, aparece un elemento estacional clave: la elevada demanda de pesos típica de diciembre, impulsada por el pago de aguinaldos y los gastos de las fiestas. A eso podría sumarse un ingreso adicional de divisas derivado de la cosecha de trigo, que este año muestra señales más alentadoras, y un clima financiero algo más favorable tras el triunfo del oficialismo en las elecciones legislativas de octubre.

Pero la contracara también incide. La llegada de las vacaciones de verano suele traducirse en una mayor demanda de dólares por parte de quienes planean viajar al exterior. A ello se suma una preocupación recurrente entre los analistas: la falta de ritmo en la acumulación de reservas del Banco Central y la rigidez del Gobierno para ajustar de manera quirúrgica el esquema de bandas, aun cuando la inflación erosiona su consistencia.

Pablo Repetto, jefe de Research de Aurum Valores, sintetiza esa dualidad: la demanda de pesos puede imponerse a partir del 10 de diciembre, pero más cerca del cierre del año el turismo y los aguinaldos anticipados suelen empujar en la dirección contraria. Su advertencia central apunta a las reservas: la escasez de acumulación, afirma, puede generar “más volatilidad de la habitual”. Y agrega un elemento estructural: por diseño, la banda cambiaria tiende a presionar hacia su techo, que ajustado a precios de hoy debería ubicarse por encima de los $1.600.

La economista jefe de Invecq, Milagros Gismondi, coincide con la lectura generalizada: el dólar tenderá a una leve aceleración respecto de noviembre y podría terminar diciembre en torno a los $1.500. Sin embargo, la mayoría de las consultoras descarta un salto disruptivo o un escenario que obligue al equipo económico a replantear el régimen actual, aun con el atraso del techo en relación con la inflación.

Con todos estos elementos sobre la mesa, el cierre del año cambiario aparece más influido por tensiones estacionales que por decisiones de política económica. El Gobierno apuesta a que la estabilidad en las bandas y el anclaje de expectativas alcancen para evitar sobresaltos. El mercado, en cambio, observa el equilibrio como frágil, aunque —por ahora— no anticipa un diciembre fuera de control.

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