Reservas en pausa y riesgo país en alerta: el desafío financiero que enfrenta el Gobierno

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El riesgo país se mantiene por encima de los 600 puntos pese a una licitación exitosa del Tesoro.
  • La principal preocupación del mercado es la falta de un plan claro de acumulación de reservas.
  • En enero vencen unos 4.300 millones de dólares y aún no hay una estrategia confirmada para cubrirlos.
  • Diciembre ofrece condiciones favorables para comprar divisas, pero el Gobierno no termina de aprovecharlas.
  • Los analistas señalan que sin más reservas no habrá compresión de spreads ni regreso pleno al crédito externo.
  • Hacia 2026, el perfil de deuda plantea un desafío estructural que exige financiamiento sostenido y credibilidad.

A pesar de una licitación del Tesoro considerada exitosa por el mercado, el riesgo país continúa sin lograr perforar el umbral de los 600 puntos básicos. Esa resistencia no parece responder a un factor coyuntural ni a un evento puntual, sino a una preocupación estructural que se mantiene desde la victoria electoral de octubre: la falta de un esquema claro y sostenido de acumulación de reservas internacionales. En un contexto de vencimientos de deuda inminentes y señales mixtas desde el frente cambiario, el tema gana centralidad en la agenda económica.

Durante los primeros días de diciembre, el mercado comenzó a mostrar inquietud ante movimientos erráticos del Tesoro en el mercado de cambios, con jornadas en las que alternó compras y ventas de divisas. Para distintos analistas, esa dinámica refleja una ausencia de definiciones políticas claras respecto del objetivo de fortalecer el balance del Banco Central. La preocupación no es menor: enero asoma con compromisos de deuda relevantes y, hasta el momento, el Gobierno no explicitó de qué manera cubrirá la totalidad de esos pagos.

Algunos economistas advierten que medidas parciales, como la reducción permanente de retenciones al agro, resultaron positivas pero insuficientes para generar el volumen de dólares que el mercado considera necesario. La expectativa de los inversores se concentra en la capacidad del Gobierno para sostener una estrategia consistente de acumulación de reservas, condición clave para reducir la percepción de riesgo y avanzar hacia una normalización del acceso al crédito internacional.

Los números ayudan a dimensionar el desafío. En enero vencen aproximadamente 4.300 millones de dólares, de los cuales menos de 1.000 millones podrían cubrirse con los fondos obtenidos en la última licitación. El resto obliga a evaluar alternativas adicionales, como un acuerdo de tipo repo con bancos, la activación de swaps o la obtención de préstamos de mayor magnitud. La ausencia de confirmaciones oficiales sobre estas opciones alimenta la cautela del mercado.

Desde el sector financiero subrayan que la acumulación de reservas netas es un requisito indispensable para comprimir los spreads de la deuda soberana. En ese sentido, destacan que la reciente colocación de un bono bajo ley local representa un primer paso relevante, ya que permitiría refinanciar vencimientos próximos y aliviar la presión sobre las reservas líquidas. Sin embargo, aclaran que ese avance resulta insuficiente si no se complementa con una estrategia más amplia de financiamiento y manejo de pasivos.

Diciembre, además, ofrece una ventana de oportunidad singular para sumar divisas. La estacionalidad juega a favor: aumenta la demanda de pesos por aguinaldos y gastos de fin de año, se espera un salto en la liquidación del agro por una cosecha de trigo récord y aún restan liquidaciones de emisiones corporativas y provinciales. A eso se suma un calendario relativamente liviano de pagos con organismos internacionales, lo que permitiría aprovechar el contexto para fortalecer las reservas.

Pese a ese escenario favorable, las dudas se proyectan más allá del corto plazo. Consultoras especializadas advierten que el desvío respecto de las metas acordadas con el FMI y la dificultad para reducir el riesgo país plantean interrogantes sobre la sostenibilidad cambiaria hacia 2026. La reestructuración de deuda de 2020 alivió las obligaciones iniciales, pero dejó un perfil de vencimientos crecientes a partir de 2025, que exige un volumen significativo de colocaciones.

Las estimaciones indican que, para evitar que la deuda pública se convierta en una fuente neta de demanda de dólares, el país debería conseguir alrededor de 14.000 millones de dólares en financiamiento en 2026, además de recursos de organismos multilaterales. Sin ese respaldo, la capacidad del sector público para aportar divisas al mercado o acumular reservas se vería seriamente limitada.

En ese marco, el Gobierno enfrenta un desafío doble: resolver los vencimientos inmediatos y, al mismo tiempo, construir credibilidad de mediano plazo. La dinámica de la deuda obliga a revalidar la confianza del mercado de manera semestral, lo que convierte a la acumulación de reservas en un eje central no solo de la política económica, sino también de la estabilidad financiera futura.

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