El tiempo - Tutiempo.net

La grieta no diferencia proyectos sino intereses

OPINIÓN 15/01/2023 Julio Bárbaro**
TOEEWSDFOZCWRKUDOC73CVZB5A

Somos una generación que deja a sus hijos una sociedad con menos virtudes que las que heredamos. Algunos para aliviar las culpas que ya son lugares comunes, utilizan excusas como la dictadura, la guerrilla, el peronismo y siguen las firmas, lo cierto es que llevamos como una carga, una feroz decadencia. Nací sin subsidiados, ni multitudes cortando las calles, sin deuda externa ni inseguridad, lo reitero hasta el hartazgo ya que siempre los responsables tratan de tirar la pelota fuera de la cancha y esparcir responsabilidades en el cosmos, valga el ejemplo de Mauricio Macri, que habla de setenta años para frivolizar hasta el mismo pasado. Fuimos una generación comprometida como pocas, por el idealismo entregamos miles de vidas pero desde el pragmatismo los sobrevivientes ejecutaron miles de robos a la propiedad colectiva y se acomodaron en infinidad de cargos burocráticos. Todos sabemos que buena parte de esa gente ocupa el lugar de la dirigencia actual.

La privatización de los servicios públicos engendra una nueva burguesía esencialmente improductiva y deja al poder público en estado de indefensión. La oligarquía agropecuaria nos inició como proveedor de materias primas y luego la burguesía industrial nos permitió una integración social casi absoluta, sin embargo en la actualidad los que se apropian de los servicios públicos lo hacen sustentados en una falsa teoría que afirma que el Estado es mal administrador y en consecuencia creen que tienen derecho a desvalijarlo, a robar el fruto del esfuerzo de varias generaciones. La grave consecuencia es que ese origen corrupto va a completar su tarea apropiándose de las estructuras políticas, un modo de proceder que acompañado por una burocracia sindical desclasada nos termina convirtiendo en una sociedad sin destino.

La supuesta grieta no diferencia proyectos sino intereses. La política que sigue vigente en los países hermanos como Uruguay, Brasil o Chile, más allá de sus enfrentamientos, y en ellos todavía contiene las diferencias de sus concepciones pero no de sus negociados. La recuperación de un proyecto común todavía es conflictiva pero exitosa en Bolivia y es difícil admitir que ese debate que contiene los intereses colectivos carece de representación en nuestro país. Entregamos miles de vidas, formamos centenares de dirigentes y terminamos en manos de personajes menores que se agreden, se espían y se denuncian generando vergüenza y escondiendo prebendas. En todos los sectores, algunos hasta lo hacen de buena fe, convencidos de integrar el espacio de la virtud, claro que en ambos bandos, los que conducen saben de sobra qué intereses defienden y lo poco que les importa el destino colectivo. Absurda y patética compulsa entre elegantes y progresistas, donde la honestidad escasea en ambos frentes. Los que intentan heredar lo popular son tan mediocres que no logran explicar su propio rumbo y los otros, los de derechas, son demasiado conservadores para una sociedad donde la pobreza no para de crecer y no suele votarlos. En una reciente entrevista Enrique Piñeyro expresó dos importantes conceptos, el más definitorio para nuestro presente fue cuando dijo que las ganancias -o acumulación de riquezas- llegan a un punto que carecen de sentido, y luego narró con absoluta humildad la compra de su avión de pasajeros para ayudar a los necesitados de cualquier lugar del mundo. Quedé pensando que no nos faltan hombres dignos, solo que ellos no se ocupan de la política, o lo que es peor, la política y los intereses que la conducen no permiten, mejor dicho, reprimen toda expresión virtuosa. Lo malo de la temible “grieta” es que no separa dos propuestas que posiblemente nos devuelvan un futuro sino tan solo dos burocracias que dirimen con desesperación sus prebendas y nos ofrecen apenas dos opciones de un fracaso.

Lo sucedido en Brasil reviste gravedad, podíamos haberlo condenado como dirigencia pero la pequeñez lo impidió y cada bando conducido por sus energúmenos de turno se ocupó de echar culpas a la supuesta ideología que se acostumbraron a degradar y no a la dolorosa realidad que deberían condenar. Había que repudiar las doctrinas al servicio de la limitación mental, a los odios explicando la enfermedad y a los riesgos que puede engendrar la inmadurez. Si estamos tan lejos de definir y condenar los padecimientos ajenos ni pensar cuánto nos falta para asumir los errores propios. Aparecen pensadores que superan por mucho las limitaciones de los tribuneros y llaman la atención de la mayoría.

Un matrimonio joven, con quienes nos cruzamos en la calle, transmitió su satisfacción por haber buscado vivir en otro país, experiencia exitosa que duró tres años. A pesar de la buena perspectiva, tanto ellos como sus dos hijos adolescentes decidieron volver. Supieron contar con alegría el haber retornado al país por amor. Lúcidos y vitales nos dejaron con la sensación de que se había agotado el pesimismo y que una nueva generación se disponía a devolvernos un destino. La nuestra habitó un tiempo de enamorados de la revolución, la actual es su contracara, apasionados siempre del pragmatismo y las prebendas, ahora asoman unos jóvenes que están motivados por la patria, si fuera cierto están de sobra en condiciones de devolvernos un destino. Esa inocente casualidad fue una hermosa manera de iniciar el año.

 

* Politólogo y Escritor. Fue diputado nacional, secretario de Cultura e interventor del Comfer.

 

** Para www.infobae.com

Últimas publicaciones
Te puede interesar
Lo más visto

PERIODISMO INDEPENDIENTE