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Domingo Cavallo: "La dolarización es parecida a la convertibilidad"

POLÍTICA 19/02/2023 Agencia de Noticias del Interior
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Domingo Felipe Cavallo pasa el verano en Córdoba donde, además de seguir la marcha de la economía, también le pone un ojo a la política local. El exministro y padre de la Convertibilidad que mantuvo a raya la inflación durante 9 años, afirma que mucha gente ahora lo mira con otros ojos, a punto de que puede dar largas caminatas o almorzar en un lugar público sin que nadie le objete el final de aquella experiencia.

Fiel a sus convicciones, afirma que el Estado debe achicar el gasto político y de las empresas públicas deficitarias, en lugar de aplicar un ajuste a los haberes jubilatorios por vía de una inflación. También remarca que será imposible controlar la suba de precios si antes no media un plan que ordene los precios relativos.

En una extensa entrevista con el programa Voz y Voto no le escapó a las preguntas sobre la política local y le dio una sugerencia a Juan Schiaretti, “a quien conozco bien”, para el caso de llegara a la presidencia. También tuvo referencias para Martín Llaryora, Luis Juez y Rodrigo De Loredo.

–¿Hay que esperar hasta 2025 para que baje sustancialmente la inflación?

–Para bajar a un 20 por ciento y a partir de ahí llegar a un dígito o al uno o dos por ciento anual como ocurrió con la Convertibilidad, hay que lograr primero un plan de estabilización, es bien complejo porque requiere una economía bien organizada. Si uno tiene un montón de tipos de cambio y hay cepos y controles, todo eso se debe eliminar previamente. Una economía muy intervenida, con muchos precios relativos desfasados, desequilibrados, antes debe arreglar esto. Además de estabilizar, debe haber de inmediato un plan de crecimiento, como fue nuestro plan. Ejemplo, en aquél momento eliminamos totalmente las retenciones a las exportaciones y bajamos los aranceles a las importaciones. Simultáneamente habían comenzado las privatizaciones y anunciamos que se iban a profundizar. La economía está muy desajustada en muchos sentidos y este Gobierno lo único que está haciendo para ajustar un poco los precios relativos es ir aumentando, para una parte de los usuarios, los precios de la energía. Por otro lado, hay un déficit muy grande, va a haber que pasar de un déficit primario del 2% del producto bruto incluyendo intereses de deuda a un superávit primario del 2%. Entonces se necesita un ajuste fiscal de casi 4% del PBI. Este Gobierno es muy poquito lo que está haciendo en materia de ajuste fiscal; el próximo, si quiere estabilizar, va a tener que hacer un gran esfuerzo en ese sentido.

–Y este año que arrancó con 6% en enero, ¿cómo será en materia inflacionaria? –Muy parecido a 2022. Lo mejor que puede conseguir Massa es evitar que la situación se descontrole más. Pero no creo que vaya a lograr bajar la tasa de inflación de los niveles que tuvo el año pasado. Difícilmente sea inferior al 6% mensual, que es el 100% anual. Un Gobierno que en un año electoral ha desplegado políticas de dispendio de recursos, que no ha privatizado nada, que ha estatizado empresas, nombrado gente en el Estado, y que ha cobrado impuestos distorsivos, es muy difícil que resulte creíble si anunciara un plan de estabilización. Pero un próximo gobierno si se prepara bien y hace una campaña sincera ante la gente, puede plantear una reorganización de la economía. Y luego cuando sea posible unificar y liberalizar el mercado cambiario, ese va a ser el momento para lanzar un plan de estabilización. Lo importante de un plan es que permita el crecimiento de la economía, que traiga inversiones y genere empleo.

 
–Ahora, el Gobierno del kirchnerismo, sus asesores, y no pocos economistas sostienen que la mayor parte del gasto es inflexible a la baja: son jubilaciones, pensiones, asistencia social. ¿Qué es lo que queda para ajustar?

–Por de pronto (puede ajustar) todo lo que son pérdidas de empresas del Estado. ¿Cuál es el sentido de que se utilicen recursos públicos para financiar pérdidas de Aerolíneas Argentinas? Si sigue en manos públicas, debe ser manejada por alguien que sepa ponerla en equilibrio. Lo mismo que Aysa (el agua en Buenos Aires), cuando estaba en manos de los franceses no perdía y si perdía la ponían ellos. Después hay muchos organismos con un número creciente de empleados públicos. Lo que hay que hacer es que el sector privado cree empleo y no llenar a los organismos públicos de personal, en exceso. También se produjo un aumento muy grande de las transferencias discrecionales del Gobierno nacional a las provincias. A unas más, a otras menos. Lo que no se va a poder hacer es lo que se ha hecho en los últimos años: quitarle a los jubilados a través de la propia inflación.

–Cuando usted fue ministro también hubo quejas por las jubilaciones, es recordado aquél encuentro con Norma Plá. ¿Cuál es el problema del financiamiento jubilatorio que nunca se termina de resolver?

–Cuando lanzamos el plan, había una deuda reconocida por la Justicia con los jubilados, tuvimos que hacer una consolidación de 18 mil millones de dólares, para eso se emitieron unos bonos previsionales. Un diputado opositor les dijo “bonos basura” pero como habíamos lanzado la Convertibilidad, los bonos se cotizaron a la par. A la vez se ajustaron todas las jubilaciones de acuerdo con lo que decía la ley. La mínima que llegó a 200 dólares (200 pesos) alcanzaba a solo 700 mil jubilados sobre 4 millones. Ahora hay más de 7 millones, con moratorias dispuestas por el kirchnerismo. Al incorporarse tanta gente lo que hicieron aportes debieron resignar parte de sus ingresos. Hoy en la jubilación mínima debe haber 3,5 millones de personas. Al decirle a la gente la mentira de que eso se puede cumplir, después se encarga la inflación de desvalorizar los haberes. Va a ser necesario racionalizar bien (los beneficios), pero no se va a poder hacer rápidamente. Córdoba tiene el mayor experto en el tema (el ministro de Finanzas) Osvaldo Giordano. Habíamos eliminado las jubilaciones de privilegio, la vicepresidenta (Cristina Fernández) cobra cifras millonarias.

 
–Los planes de ayuda social, ¿entran en un eventual ajuste del gasto del Estado?, porque Massa viene actuando sobre eso con el plan Potenciar Trabajo.

–El ajuste debe ser de las áreas burocráticas en el marco de una reforma del Estado, pero es un ajuste del sector público. Hoy la realidad obliga a un ajuste tremendo del sector privado e inclusive de los beneficiarios de programas públicos como los jubilados. La palabra ajuste no debe asustar a la gente, al contrario. Hay que hacer un ajuste en el sector público para que se deje de ajustar al sector privado y en particular a los de menores ingresos. Quienes manejan las organizaciones sociales prácticamente han un hecho un negocio con los planes. Deberían enfocarse hacia los intendentes y con un aliento para que consigan empleo. Mucha gente quiere estar trabajando en negro para no perder los beneficios, es un sinsentido.

–¿Es posible liberar el dólar en un tiempo prudencial con la falta de reservas que tiene el país?

–Ningún país puede funcionar sin un sistema cambiario libre. No se puede prohibir a la gente comprar dólares o pasar por largos trámites para conseguir divisas para la importación. Inexorablemente se va a tener que ir a un mercado libre. El precio se va a equilibrar con la oferta y la demanda. Para estabilizar la economía hay que estabilizar el precio del dólar. Hay distintas formas de hacerlo. Con un buen manejo monetario, fiscal, tasas, encajes. De eso habla (Carlos) Melconian y es lo que he venido recomendando porque lo podría haber hecho este Gobierno. Pero para producir un efecto inmediato de estabilización, fijar el precio del dólar en términos de la moneda local es lo primero. La idea de la dolarización es parecida a la idea de la convertibilidad. Prácticamente elimina la moneda local y hace que todo el mundo se maneje con dólares, como pasa con Ecuador donde yo asesoré. Puede ocurrir que la gente lisa y llanamente no crea, por eso hay quienes proponen eliminar la moneda local. Es una propuesta, hay que tenerla presente.

–¿Tenemos el stock de dólares para hacer ese cambio?

–No hay dólares en el Banco Central, pero en manos de la gente tenemos más que cualquier otro país del mundo. Si se pudiera utilizar el dólar para cualquier tipo de transacción (salvo el comercio exterior), incluida la intermediación financiera, la cantidad de divisas que habría para comprar e invertir sería enorme.

–Todas las salidas son complejas, ¿ve a alguien trabajando en serio en un programa económico integral?

–Varios, uno aquí en la Fundación Mediterránea, con Melconian a la cabeza, acompañado por los economistas del Ieral. Están trabajando bien y pensando en un plan. El diputado Luciano Laspina trabaja para apoyar a Patricia Bullrich pero también a disposición de quien resulte elegido presidente. Con Rodríguez Larreta está Hernán Lacunza. Y los radicales con la fundación Alem y encabezados por (Eduardo) Levy Yeyati. Creo que también hay que prestarle atención a las cosas que dice Milei, por supuesto que ahora tratan de diferenciarse al máximo, incide esto de la casta política que impide hablar, pero el énfasis en la libertad es algo para tener muy en cuenta.

UN CONSEJO A SCHIARETTI Y EL ACERCAMIENTO CON JUEZ
–Schiaretti dice estar trabajando en un proyecto alternativo por fuera de la grieta. ¿Qué opinión tiene usted del “modelo Córdoba”?

–Tengo una gran admiración por la dirigencia política de Córdoba, por Schiaretti, Llaryora y también por los radicales, últimamente lo estoy conociendo más a Juez, a De Loredo y Negri. Córdoba tiene una muy buena dirigencia y por eso ha estado bien gobernada. La infraestructura en Córdoba está bien.

–Lo ve a Schiaretti como presidente?

–Me gustaría, tiene condiciones. No veo todavía con qué esquema político. Pero si llegara a serlo, estos equipos económicos estarían disponibles para apoyarlo, si él se deja apoyar. Que no se le vaya a ocurrir la misma idea que a Néstor Kirchner y a Macri: querer ser presidente y ministro de economía a un mismo tiempo, que fue un gran error.

–Juez almorzó con usted, Llaryora lo ha consultado también.

–Hablo con todos los que quieran dialogar conmigo. A Llaryora, que es de San Francisco y por lo tanto tengo muy buenas referencias de él, es muy respetado como administrar. Lo invité a comer a mi casa. En la ciudad se ve que está manejando muy bien la intendencia. Juez y De Loredo son dos muy buenos dirigentes, si son elegidos también pueden gobernar muy bien la provincia. De Córdoba soy más optimisma que del futuro de la Argentina.

–Milei es economista antes que nada, está muy bien en las encuestas. ¿Puede alguien que no fue político gobernar el país?

–Muchas cosas de las que habla no se pueden razonar si estar en el Gobierno y tener toda la información. Pero está prestando un gran servicio al país en el plano político y cultural. Él está tratando de convencer de la importancia que tiene la libertad, muchas de las críticas que hace a la dirigencia política son razonables. La dirigencia ha demostrado muy poca vocación por resolver los problemas de la gente y mucha vocación por enriquecerse ellos o sus amigos. Su estilo un poco asusta pero le ha permitido llegar a muchos jóvenes que, cuando yo era estudiante, se hubieran enrolado en el marxismo o en el trotskismo. También le hace bien a Juntos por el Cambio porque lo obliga a buscar un ala liberal como López Murphy o Martín Tetaz.

–¿Qué lugar cree que la historia tiene reservado para usted? ¿Cómo se ve como figura pública? ¿Qué es lo que cree que la gente piensa de Cavallo?

–No se. Lo que la gente piensa creo que está cambiando. Ahora noto mucho más apoyo de los jóvenes. Con mi hija escribí un libro sobre el periodo en el que tomé decisiones y qué errores cometimos. El hecho de que la gente asocie la lucha contra la inflación con mi experiencia, a mi me parece justo y útil porque se puede utilizar para estabilizar y volver a hacer crecer la economía.

–De los que ve hoy como candidatos presidenciales, ¿quién le parece que tiene más capacidad para decidir en un contexto muy complejo como el que vendrá?

–(Ríe) Sería pronunciarme por uno o por otro y lo que quiero es que compitan democráticamente y a esa persona voy a tratar de ayudarla. Algunos dicen, Cavallo anduvo bien con Menem y no funcionó con De la Rúa. Él me dio todo su apoyo, pero De la Rúa no tenía el apoyo de su propio partido. (Raúl) Alfonsín, a quien respeto mucho, durante ese Gobierno no estuvo jugando a favor de De la Rúa, más bien apañando a quienes ponían palos en la rueda. Uno fue Leopoldo Moreau y otra la señora (Elisa) Carrió contribuyó muchísimo a la desestabilización financiera. Y De la Rúa, a diferencia de Menem, no tenía el control de todos los resortes de su propia alianza. A punto tal de que le renunció Chacho Álvarez.

Con información de La Voz, sobre una nota de Federico Giammaría y Walter Giannoni

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