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La historia que motiva los cuestionamientos a Alejandra Rodenas

POLÍTICA 23/04/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

Lo que discute la política santafesina cuando se habla de qué hizo o qué no hizo la vicegobernadora Alejandra Rodenas en el tan mentado episodio ocurrido en la zona de islas frente a Rosario en diciembre de 2018 no es si hubo delito. No se discute que haya cometido un delito. Lo que se discute es si mientras allanaban la casa que estaba en tenencia de su familia en búsqueda del narcotraficante Esteban Alvarado ella llegó al lugar en compañía del abogado que representaba intereses del narcotraficante. Ese es el hecho sobre el que falta una explicación a pesar del tiempo transcurrido.

No hay delito en eso de parte de ella. Nunca hubo mérito de nada de su parte porque si no, se supone, los fiscales intervinientes en el caso hubieran actuado. Son los mismos fiscales que quieren imputar por corrupción a un senador clave del mismo partido, Armando Traferri, sin conseguirlo hasta ahora por una cuestión de fueros y por eso han recurrido a la Corte Suprema de la Nación. En el caso de Rodenas, no hay motivo para que, si tuvieran evidencia, no avanzaran. Por lo tanto, no se discute un asunto penal. Lo que se discute es un problema político en torno a una figura relevante en el esquema institucional de la provincia que demoró más de cuatro años en referirse públicamente a lo ocurrido.

El asunto es un nudo de intereses e interpretaciones contrariadas. Rodenas cree que ventilar estas cuestiones cuando se lanza la campaña electoral no es algo casual ni inocente. No se puede decir que es una idea caprichosa, pero también es verdad que esto renace justo en el momento en que Alvarado, actor protagónico en la escena criminal de Rosario, acababa de ser el centro de algo para un film de Netflix o HBO Max: el intento de fuga de la cárcel de Ezeiza, para lo que compró un helicóptero en el exterior. La noticia tuvo enorme impacto y la prensa nacional volvió sobre el personaje. Cuando las historias no quedan claras a su tiempo, retornan al presente como espectros.

Certezas y dudas
Rodenas tiene razón en muchas cosas. Participó de la persecución a integrantes de la familia Cantero, a quienes procesó como jueza por delitos muy violentos. Sufrió una intimidación injuriante de uno de ellos que fue pública, como tantos otros en forma anónima, merecedora de la solidaridad más franca. Avaló el exhorto con que un fiscal bonaerense puso en prisión a un actor clave de la criminalidad como Esteban Alvarado.
Sin embargo, también dejó, durante sus actuaciones y a raíz de ellas, preguntas que es legítimo formular sobre las personas que aceptan desempeñar mandatos públicos. Ella ha sido jueza penal, legisladora y vicegobernadora de la provincia.

En diciembre de 2018, a partir del testimonio de un testigo reservado, los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra ordenaron allanar una vivienda en la zona de islas frente a Rosario. El dato proporcionado era que en ese lugar se había movido o estaba Alvarado. Era una casa que estaba cedida a la familia de Rodenas, que la utilizaba con alguna regularidad.

En el acta del procedimiento no quedó asentada constancia de que Rodenas hubiera estado allí, pero hay relatos de ese día que hacen saber que eso sí ocurrió. Que llegó mientras se desplegaba el operativo, que estaba muy desestabilizada por lo que consideraba injusto, que hizo llamados por celular... Fundamentalmente, que arribó con Paul Krupnik, un abogado que representó a Alvarado, incluso en audiencias donde sus clientes estuvieron sentados con él en la misma línea de acusados, aunque él niega haber sido directamente su defensor.

Un documento judicial firmado por los mismos fiscales y pedido por la fiscal regional María Eugenia Iribarren, a solicitud de la vicegobernadora, pone de manifiesto que Rodenas no está investigada ni conectada en ningún modo a delito alguno en la isla. “Estos son hechos concretos y no palabras”, dijo Rodenas en una entrevista con Radio Con Vos.

También son hechos, no palabras, que Rodenas no quiso contestar con la elocuencia de un sí o de un no cuando el periodista Gustavo Grabia le preguntó si aquel día ella había llegado a la isla con el abogado de un narcotraficante. La pregunta no es inocente. La respuesta, tampoco. Ella dijo que se limitaba al acta del procedimiento.

El Código de la política
Es claro que Rodenas no quiso mentir. También, que no quiso hablar claro. Respondió como si estuviera en un estrado y no en una entrevista a la que había llegado para dejar las cosas claras. La política tiene una regla de procedimiento que es distinta a la de la Justicia. No juzga con pruebas sino con criterios de verosimilitud. Es una regla inexorable y vale para todos. En la política, es una crueldad a menudo sumamente injusta, a la inocencia hay que demostrarla. En el campo legal, sin evidencia no se puede condenar. En el campo político, sí. Triunfa quien puede convencer. Con hechos, pero también con palabras.

La testigo Marina Marsili, una licenciada en Economía a la que Alvarado admitió en juicio haber ordenado balearle la casa, dijo que Rodenas estuvo ese día en la isla junto a Krupnik. Eso que Rodenas no quiso decir no es delito, pero es una cuestión señalada en una audiencia.

Es categórico que no hay delito, pero llegar a una casa que se está allanando en la que se busca a Alvarado con el abogado de Alvarado es un genuino problema político. Hubo dos jueces, uno rosarino y uno entrerriano, que habían autorizado esas acciones. “Hubo una confusión. El testigo marcó una casa por otra”. Que Rodenas aclare algunas cosas indica que puede elegir. En otras, las más incómodas para ella, se remite al acta.

Krupnik es un abogado que tiene una relación de mucha proximidad con Rodenas. Mantenía largas reuniones con ella en su despacho cuando era jueza. Algo normal. Rodenas dictó un sobreseimiento a un oficial superior de la policía, Gustavo Spoleti, investigado por enriquecimiento ilícito. Su abogado era Krupnik. Cuando se supo de la medida, una escucha telefónica entre policías indicó que, por esta acción, “hay que agradecerle al senador”. Fue una clara referencia a Traferri, de San Lorenzo, donde Spoleti también se desempeñaba.

En política, otra inequidad, se juzga por las apariencias. Traferri es el principal impulsor de Rodenas como dirigente del PJ. Quizá el sobreseimiento correspondía, pero la causa de Spoleti por enriquecimiento ilícito fue reabierta. En la primera audiencia del juicio a Alvarado estuvo Spoleti, como acusado, sentado a su lado.

Instruyó como jueza la causa del asesinato de Luis Medina, un empresario ligado al narcotráfico asesinado de 30 balazos junto a su pareja en diciembre de 2013, año bisagra en el que se duplicaron los homicidios de modo perdurable, hecho decisivo para interpretar la violencia intempestiva que abría una época en Rosario que llega hasta hoy. Rodenas intervino sin avanzar en una línea que luego se reveló vital para el caso, que es la que llevaba a Alvarado como autor posible. Dos investigadores policiales de la causa, Rodrigo Capdevila y Sergio Sánchez, dijeron en juicio que ellos nunca tuvieron acceso al teléfono de Medina y que, en caso contrario, habrían podido avanzar.

En ese teléfono había evidencia de la vinculación de Medina con la División Judiciales que actuaba en favor de Alvarado a medida que perseguía a sus competidores Los Monos. Además, estaba la clave del miedo que Medina le tenía a Alvarado.

Esto no es prueba de que Rodenas haya favorecido a Alvarado por acción o por omisión, pero la valoración de que eso pudo pasar no es producto de malicia. Lo dijo en el juicio el exministro de Seguridad Marcelo Sain, enemistado con ella, pero que integraba su propio gobierno.

“Muchos de los policías que en juicios abreviados reconocieron tener relación con Alvarado terminaron con destino en San Lorenzo, lo que nos lleva a tratar de interpretar si no había un lazo de protección judicial cuando Rodenas se desempeñaba aquí (en el Poder Judicial) o en la política, porque después aparecieron varios audios en los que Alvarado decía 'hay que hablar con la doctora a ver si nos da una mano'", declaró Sain en el juicio.

Esa última frase fue textualmente un diálogo entre Alvarado y su abogado Claudio Tavella. El primero le dice: “Que me dé una mano la Rodenas”. La vicegobernadora se refirió a esa frase.

“Qué casualidad que ahora, en una instancia preelectoral, vuelven a surgir estas confusiones para que la fiscalía lo vuelva a aclarar. Mi futuro político está a salvo, porque pensar que por declaraciones de narcos, por señalamientos confusos, cuando los fiscales fueron claros y contundentes al decir que no existe curso de investigación en mi contra, usted me pregunta por mi futuro político. Yo siempre expuse mi futuro político a la voluntad popular de la provincia de Santa Fe”, dijo la vicegobernadora.

Tiene razón. Se hace daño con declaraciones de delincuentes que pasan mensajes para pescar en río revuelto y ensuciar con el peso de sus palabras. Lo han sufrido muchos dirigentes dañados con calculada malicia: gente ligada al delito se ha sacado fotos con el exgobernador Antonio Bonfatti o con el actual jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y la ha difundido con el objetivo de perjudicar, por dar un ejemplo, entre muchos.

Por eso tiene lógica, para un dirigente político, explicar estas situaciones con frontalidad y rápido. Los fiscales sostuvieron en audiencia que Alvarado dice “que me dé una mano la Rodenas” en el mismo cuerpo de mensajes donde no está intentando confundir sino dando directivas sobre cosas que realmente quiere hacer: la planificación del crimen de Maldonado, de los atentados a las empleadas judiciales Carla Belmonte y Marina Marsili, el robo de un VW Up para concretar el ataque a esta última. Todas esas cosas ocurrieron y se exhibieron en contextos institucionales.

Esos mismos contextos dicen que Rodenas no está implicada en ningún delito, porque es muy cierto que no lo está. “La única relación que tengo con Alvarado es la de meterlo preso”, dijo. Es una cosa parcial. Avaló con un escrito para detenerlo en 2012 -una cuestión de mero trámite- la investigación que hizo un fiscal en otra jurisdicción, pero después no avanzó con la misma evidencia, según la oficina de NN, que marcaba todas las protecciones de Alvarado en la policía rosarina. La falta de avance en ese caso, el sobreseimiento al policía Spoleti, la falta de energía en seguir la pista que llevaba a Alvarado en el crimen de Medina son cosas que se pegan a la cuestión de la isla. Tal vez todas tengan sus explicaciones. En política se impone quien tiene destreza para darlas y habilidad de persuadir con ellas.

FUENTE: LETRAP.COM.AR

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