

La Inseguridad en Rafaela: Un límite inadmisible. Entradera brutal termina con un jubilado inconsciente
RAFAELA R24N
La Inseguridad en Rafaela: Un Límite Inadmisible
El violento asalto sufrido por un jubilado en el barrio 9 de Julio no es un episodio aislado; es la gota que colma un vaso que lleva demasiado tiempo rebosando. Este lamentable suceso, en el que un anciano intentó defender su hogar y terminó inconsciente tras ser brutalmente golpeado, es un reflejo de la inseguridad que reina en Rafaela. La comunidad ya no puede permanecer en silencio; la consigna es clara: ¡basta!
Como ciudadanos, estamos obligados a cuestionar la eficacia de las políticas de seguridad implementadas en nuestra ciudad. El hecho de que un anciano no se sienta seguro en su propio hogar, que tenga que regresar tras denunciar un intento de robo y encuentre a un delincuente aguardándolo, es un síntoma alarmante de una crisis que no podemos ignorar. La falta de medidas efectivas para proteger a nuestros vecinos es una falta de respeto y una irresponsabilidad muy grave por parte de las autoridades.
Además, preocupa la velocidad con la que estos delincuentes actúan. Un sujeto de aproximadamente 30 años, que probablemente estuvo acechando al jubilado, demuestra la audacia y la impunidad que han alcanzado aquellos que eligen actuar al margen de la ley. Las escenas de violencia y sufrimiento, como las que sufrió este hombre, deberían ser un llamado urgente a la acción para el intendente Viotti y para todos los responsables de la seguridad en la ciudad. No podemos permitir que la situación continúe deteriorándose.
La respuesta de las autoridades debe ser contundente. Es fundamental que haya un aumento en la presencia policial, así como estrategias más efectivas de prevención del delito. La ciudadanía exige un compromiso claro y directo para recuperar la paz y la seguridad que merecemos. Ya es hora de que quienes nos dirigen adopten enfoques que prioricen la protección de todos y, en especial, de los más vulnerables.
En definitiva, Rafaela necesita un cambio. El grito de desesperación de sus habitantes es un clamor por un entorno seguro, donde cada persona, sin importar su edad, pueda vivir sin miedo. La comunidad se ha cansado de ser víctima; ahora es tiempo de que quienes tienen el poder de actuar, lo hagan con la urgencia que la situación demanda. ¡Es momento de que digamos basta a la inseguridad!



