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La cosecha de trigo, otra gran esperanza para obtener dólares

Desde el próximo mes empezarán a ingresar los US$ 3.300 millones previstos por la exportación de 14 millones de toneladas.

15/10/2018 Heretz Nivel
TRIGO

Luego de un ciclo para olvidar desde el punto de vista agrícola, donde se esperaba una cosecha récord y terminamos con una caída en la oferta total de algo más de 30 millones de toneladas, todas las esperanzas se centran en el nuevo ciclo granario, inspirado en ese falso axioma de que “la Argentina se salva con una buena cosecha”.

En tal sentido, los primeros indicios permiten inferir que la cosecha fina, es decir la que se sembró en el invierno de este año y se cosechará entre fines del mismo e inicios del 2019, se presenta muy alentadora.

Cuando hablamos de granos finos, básicamente nos centramos en el trigo y la cebada, los cuales explican el 98% de la oferta que dispondremos desde diciembre en adelante, y que en gran medida se orienta a los mercados del exterior.

Esto implica una producción en conjunto cercana a 25 millones de toneladas, de los 130 millones proyectados para el total del ciclo, por lo cual el grueso de la oferta exportable estará disponible desde abril en adelante, es decir a partir del segundo cuatrimestre del año próximo.

Pero resulta importante aclarar, ya que se suele escuchar a menudo que con el ingreso del trigo se solucionan todos los problemas económicos, que esto no es tan así.

Si bien aún restan entre 30 y 45 días para el inicio de las tareas de recolección, transitamos un período muy sensible para el desarrollo de los cultivos, en cuanto a las condiciones climáticas se refiere —lluvias, heladas, entre otras cosas— aunque existe cierto consenso sobre que estamos a las puertas de una cosecha récord de trigo y una excelente de cebada.

Pensar en una producción de 20 millones de toneladas de trigo, que, descontados los consumos internos, permite inferir un récord también en materia de exportación, con un volumen cercano a 14 millones de toneladas, es una hipótesis muy válida.

Si estas las valorizamos a los precios esperados a cosecha, que si bien no son los mejores de los últimos ciclos se mantienen sostenidos en torno a los US$230/240 FOB la tonelada, el futuro ingreso de divisas rondaría los US$3.300 millones, a los que deberían adicionarse otros US$600 millones más, provenientes del comercio exterior de la cebada.

Las previsiones para todo el ciclo, considerando un volumen de producción cercano a las citadas 130 millones de toneladas y un saldo exportable, en todo concepto (materia prima, aceite, harina, biocombustible, etc.) que se proyecta en torno a 100 millones de toneladas, permitirían un ingreso total por exportaciones de algo más de US$30.000 millones.

En ese contexto, el trigo y el resto de la cosecha fina aportarían solo el 13% del total del ingreso de divisas de todo el complejo granario. Volúmenes de estas características implican un comercio muy dinámico con un cúmulo de destinos.

A diferencia de otros ciclos donde la producción triguera era muy limitada por efecto de las tasas de derechos de exportación, trabas comerciales y tipos de cambio poco competitivos, nuestros saldos exportables, magros por cierto, se orientaban a satisfacer solo las necesidades de nuestro vecino de Mercosur y principal socio comercial: Brasil.

La “mesa de los argentinos”

Recordemos que en la anterior administración, en plena época de la defensa de la “mesa de los argentinos”, se registraba la menor área sembrada del siglo y la producción más baja de las últimas cuatro décadas, exactamente en el período 2012/13 con 3,16 millones de hectáreas y 80 millones de toneladas. Fue por esos años cuando se tocó fondo en materia de exportaciones, llegando a solo 1,85 millones de toneladas (2014).

Esta diversificación de mercados se da prioritariamente en el primer cuatrimestre del ciclo comercial, es decir entre diciembre de 2018 y marzo de 2019, por efectos de nuestra oferta de contraestación, que no obstante nos hace competir con fuertes oferentes como los americanos, rusos y australianos, entre otros.

Si, en ese marco, los precios internacionales esperados a cosecha se muestran estables, es de esperar que una vez que concentremos nuestros envíos a Brasil, considerando la ventaja arancelaria interna del bloque, los mismos tiendan a mejorar, lo cual se reflejará en mayores ingresos comerciales totales.

Con relación al impacto fiscal de la cosecha fina, ya se había registrado un volumen importante de negocios al exterior, tanto en trigo como en cebada, con anterioridad a la vigencia de los nuevos derechos de exportación.

No obstante, se estima que la recaudación prevista en ambos granos en materia de retenciones, considerando una tasa media del 10%, debería oscilar en conjunto en un valor cercano a US$300 millones, monto que, a la luz de los incurridos en muchas oportunidades para estabilizar la divisa americana, parece marginal.

Ventas al exterior y recaudación

Si evaluáramos la performance de este grano en materia de exportaciones a lo largo de la última década, vemos que se destinaron al exterior cerca de 80 millones de toneladas, con un aporte de divisas cercanas a los US$20.000 millones e ingresos para el fisco en concepto de derechos de exportación de algo más de US$2.800 millones.

Cabe aclarar que el productor, desde hace unos meses influenciado por los aceptables precios internos y los fuertes rumores del restablecimiento de derechos de exportación, anticipó de forma significativa sus ventas.

Si bien, como dijimos, aún falta bastante hasta la cosecha, los productores ya liquidaron a inicios del corriente mes 6,6 millones de toneladas de trigo, lo cual representa algo más de un tercio de la producción final y un 80% más que a igual fecha del año anterior, y 1,6 millones de toneladas de cebada, es decir el 40% del total a recolectar y prácticamente dos veces más que en el año anterior.

En síntesis, las expectativas de una buena cosecha de granos alienta a pensar en una recomposición de los ingresos comerciales, diezmados en el ciclo anterior por los problemas climáticos conocidos.

En este contexto, el trigo y el resto de los cultivos de “cosecha fina” harán un aporte menor que los esperados hacia mediados del 2019, por el masivo ingreso de maíz y soja, pero seguramente muy necesarios en los momentos más críticos del año.

 

 

Con información de www.totalnews.com.ar

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