Pareciera que en la justicia está creciendo una industria bastante peligrosa que puede poner en jaque preceptos fundamentales amparados por la Constitución Nacional misma. La industria de la falsa denuncia está creciendo de manera exponencial y jueces y fiscales se ven presionados por la opinión pública y por los colectivos de género. Dialogamos con el Doctor Carlos Zimerman, quien nos brindo sus opiniones sobre esto que algunos denominan flagelo y otros negocio.
Hoy existe una industria de la falsa denuncia, y lo grave es que la justicia recepciona esas denuncias y le da entidad, se investiga poco y se da por sentado que los o las denunciantes dicen la verdad.
Hoy a la perspectiva de genero se le da una importancia por encima de las pruebas mismas y las desigualdades son inmensas e inaceptables.
Resulta indignante como la justicia se aleja de la realidad, se saca la venda y por influencias de los "colectivos de género" se aleja de la verdad.
La falsa denuncia no solo se da en temas de delitos sexuales, se da mucho en temas de familia, confundiendo la madre que denuncia falsamente la protección de los menores cuando en realidad lo que está haciendo es destruyendo un vínculo y provocando un daño irreparable. Lo grave es que los jueces avalan con sus sentencias este tipo de actos.
Fiscales y jueces tienen mucho miedo de actuar de manera contraria a lo que públicamente expresan los colectivos de género, provocando un estado de inseguridad jurídica inadmisible.
Hay muchos ejemplos de denuncias falsas en los que nos resulta imposible probar temas que quedan en la intimidad de las personas, la diferencia es que siempre, y por un principio constitucional, en caso de duda la justicia debe fallar a favor del reo, hoy eso no se da. Tenemos muchos casos en donde se invierte la carga de la prueba y es el denunciado quien debe aportar las pruebas para demostrar su inocencia.
Hace poco le recomendé al hijo de un cliente que estaba por irse a vivir solo, que lo mejor que podía hacer es colocar cámaras de seguridad que prueben que cualquier relación que tenga es consentida, de lo contrario se podría encontrar con sorpresas desagradables.
Hoy estoy como abogado defensor de un imputando al que se lo acusa de haber participado en una violación grupal. La supuesta víctima declaró que siempre le gustaron las relaciones múltiples y que ese tipo de practicas sexuales eran habituales en ella, también que con los mismos imputados participó unos días antes de la supuesta "violación" de una fiesta sexual múltiple. Eso de por si solo tendría que ser motivo para que el proceso se pueda llevar con los imputados en libertad, sin embargo, los imputados están presos desde hace más de un año, las pruebas reunidas por la fiscalía son inconsistentes y vagas, y no hay juez que se anime a dejar a esos jóvenes en libertad. Sin lugar a duda la presión de los colectivos de género, las afiliaciones de jueces y fiscales y el peso de la opinión pública juega un rol fundamental. Mientras tanto, jóvenes que el único error que cometieron es querer pasar un momento de sexo diferente, por no haber filmado todo, se están comiendo el peor de los garrones. En esta causa la razón de la falsa denuncia es que la supuesta víctima no quería que se difundiera que ella había estado en esa fiesta y como la noticia ( erróneamente ) corrió como reguero de pólvora por el pueblo en donde se desarrolló, en venganza los denunció a todos.
Los abogados tenemos la obligación de no quedarnos callados y denunciar todo, investigar hasta las últimas consecuencias y si sabemos de parcialismos de jueces y fiscales no trepidar en hacer la denuncia. debemos entender que la libertad es lo más sagrado que hay y no puede ser coartada por una denuncia falsa e infundada.
Una Cámara Gesell no es seguridad de nada, y los fiscales y jueces la toman como "la prueba máxima". Los niños son absolutamente influenciados y los resultados de la Cámara Gesell no son los que la justicia debería esperar para juzgar a una person. Es necesario que se trabaje con seriedad y se vuelvan a poner los jueces la venda de la justicia, de lo contrario, el flagelo, el daño, se vuelve irreparable.
El Estado prefiere darle subsidios a asociaciones feministas radicalizadas que hacen un tremendo negocio, en vez de darle más recursos a la justicia para que pueda fallar en forma objetiva. Estoy convencido que para muchos, las falsas denuncias terminan siendo un negocio avalado por la justicia misma,
Estoy preparado para recibir los coletazos por animarme a decir la verdad. Tengo 36 años de abogado y a esta altura ningún juez, ningún fiscal ni ninguna asociación me va a correr por izquierda.