Santa Fe: quién es Guberman, el cerebro detrás de la campaña de los escarpines

Lo cruzan por correr límites, por provocador, pero Lucio Guberman, el consultor político más importante de Santa Fe, tiene un mantra aplicable a su mundillo: “La diferencia la hacen los que leen”. Detrás de su cráneo innovador y disruptivo, entonces, no hay solo alboroto, hay una apuesta osada que, al menos por sus últimos resultados, viene rindiendo. El triunfo de Carolina Losada en 2021 fue su pico de fama y ahora, de la mano del senador Dionisio Scarpin, el politólogo vuelve a la carga.

Guberman está a la altura de los comunicadores y comunicadoras políticas más destacadas del país. Arrancó, atrás y hace tiempo, a la misma altura que Carlos Fara o Mario Riorda, pero con una particularidad diferencial: lo hizo desde Santa Fe y el dicho, por más trillado que resulte, aplica. Hay un país antes y otro después de la General Paz. “Corro de atrás al no estar en Buenos Aires”, sintetizaba Guberman hace unos años.

Su nombre y reconocimiento dentro de la provincia pegó un salto a fines de los 2000, cuando lideró un posgrado en Comunicación Política en la Universidad Nacional de Rosario. Desde ahí ganó contactos, relaciones y vínculos con pares, docentes y alumnos y alumnas. Fue una escuela para Santa Fe, pero también para otras provincias. Por dicho espacio pasaron personas que hoy cumplen funciones públicas en Entre Ríos y Chaco, por ejemplo. El ministro de Gestión Publica santafesino, Marcos Corach, fue uno de los empezó y no terminó el postítulo. Hasta que tensionó con el rector, Franco Bartolacci, en ese momento decano de la facultad, Guberman condujo un lugar de referencia en términos de comunicación política.

En ese tiempo, entre consultoría y academia, sumó un tercer emprendimiento. Le tocó coordinar un programa de gobernabilidad en la Fundación del diario La Capital, lo que le permitió entablar vínculos con la George Washington University. Trajo a Rosario a, por entonces, un consultor prometedor, aunque aún ignoto: Jaime Durán Barba. Al ecuatoriano lo tiene entre los preferidos de su biblioteca y no le incomoda el perfil a veces agresivo que adoptó y adopta en las campañas que lidera.

Casi a la par del posgrado, logró su campaña más disruptiva y exitosa a la postre del resultado. Llevó al Concejo de Rosario al ministro de Transporte, Diego Giuliano. El funcionario nacional y abogado hacía su debut en el mundo de las candidaturas, fue la sorpresa de la elección y Guberman eligió para él un mensaje absolutamente disruptivo que pedía que la Guardia Urbana Municipal opere dentro de la estructura policial. “Basta de inseguridad, la GUM a la comisaría”, fue el eslogan que movió la estantería del socialismo gobernante.

De Giuliano a Losada, su súmmum, pasó por sus manos todo un abanico de dirigentes, mayoritariamente del peronismo. El exconcejal de Rosario Roberto Sukerman, el exgobernador Jorge Obeid, el radical Jorge Boasso, entre otros. Hasta el gobernador Omar Perotti lo contrató, aunque la idea del consultor no prendió y la sociedad se disolvió en unos meses. Tuvo un acercamiento con el equipo del socialista Miguel Lifschitz, aunque nunca comenzó a trabajar dentro de dicha estructura. Fuera de la provincia, cotiza fuertes acciones en Entre Ríos y paseó su talonario por Uruguay y México.

Temperamental, calentón, Guberman se involucra, discute y hasta pelea con sus clientes. Con otros, como Scarpin, despunta uno de sus mayores hobbies: la pesca. Fuera de la rosca, es tranquilo, cultor de las amistades, de las viejas de toda la vida y las nuevas que van surgiendo en el camino.

“Si Cristina queda atrás, ganamos todos”, inventó Guberman en la campaña de Losada. Por provocador, recibió elogios y palazos por igual. Sacudió la campaña con esa frase, pero logró lo que quería: la puso a la actual senadora en el centro. Ya no trabajan juntos, pero ella, la periodista, lo llama de vez en cuando para pedirle un consejo.

La victoria de Losada lo catapultó. Le hizo romper las barreras de la General Paz. Lo llamó el equipo del diputado Facundo Manes y empezó a trabajar en su proyecto presidencial. Pero la provincia siempre tira y ahora, de la mano de Scarpin, agarró una difícil. El senador no podía esperar más a Losada y, para recuperar terreno, necesitaba romper el molde. Juntó balas con escarpines en el mensaje y cosechó reproches y rechazos, pero provocó y ganó atención. En ese marco, Guberman debe estar celebrando.

FUENTE: LETRAP.COM