Reservas: el Gobierno consiguió un alivio de organismos internacionales, pero la sequía complica la llegada de dólares

ECONOMÍA Mariano BOETTNER
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Dos organismos internacionales le dieron al Gobierno un alivio para el frente de las reservas del Banco Central en los últimos dos días, vía una menor costo de intereses y anuncios de desembolsos para proyectos, algo que anunciaron el FMI y el BID, respectivamente.

Como contrapartida, un factor que empieza a preocupar en el sector agropecuario es la extensión de la sequía en la zona núcleo del país, que compromete la perspectiva de ingreso de divisas en lo que resta del año y la primera parte del 2025.

Con el Tesoro y el Banco Central por ahora fuera de los mercados internacionales de deuda -a Economía todavía le pesa el riesgo país por encima de los 1.100 puntos en caso de que quisiera emitir títulos- una de las fuentes de financiamiento en moneda dura proviene de los organismos internacionales. El BID, a través de un mensaje del presidente Ilan Goldfajn, apoyó el plan económico del Gobierno de Javier Milei y ratificó el envío de desembolsos para la ejecución de proyectos.

El Banco Interamericano de Desarrollo aseguró que completará este año USD 2.400 millones en concepto de préstamos para el sector público y que por otra parte BID Invest fondeará con USD 1.400 millones unos 20 proyectos privados en el país en los próximos dos años.

El BID será así uno de las entidades internacionales con carteras de inversión abiertas para la Argentina. En el proyecto de Presupuesto 2025 el Gobierno detalló qué cantidad de desembolsos espera a priori por parte de cada entidad. En términos generales, los envíos desde ese tipo de entidades serán cercanos a los USD 3.300 millones, pero en términos netos, al descontar los pagos de capital o intereses que deberá hacer el Tesoro (algo más de USD 2.700), habría por esa vía financiamiento por menos de USD 600 millones.

Al menos según lo presupuestado en la ley de ingresos y gastos enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso, el que tendrá mayor preponderancia sería el BID (USD 1.134 millones), seguido por el BIRF, perteneciente al Grupo Banco Mundial (USD 790 millones), el China Development Bank Corporation (USD 610 millones) y con montos menores la Corporación Andina de Fomento (hoy conocido como Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe) y el Banco Centroamericano de Integración Económica.

Por su lado, el FMI comunicó que el recorte de sobretasas de interés se hará efectiva para todos los países que tengan programas que incluyan ese tipo de cargos desde el 1° de noviembre. Ese mes el Gobierno debería pagar poco más de USD 800 millones en concepto de cargos e intereses, por lo que el ahorro para el Tesoro por esa decisión del directorio del organismo podría ser superior en esta primera instancia a los USD 200 millones.

El impacto más claro de esa medida se notará, según estiman en el Palacio de Hacienda, “durante los próximos 3 años fiscales donde la reducción será de aproximadamente 1.100 millones de dólares”. En 2025 al FMI solo habrá que pagarle intereses -el capital volverá a ser repagado desde 2026- por unos USD 3.100 millones de acuerdo al monto estimado antes del recorte a las sobretasas.

El alivio que los organismos internacionales otorgarían al frente cambiario podría tener viento en contra. La persistencia de la sequía en la zona núcleo agropecuaria ya hace pensar al sector que la cosecha fina de fin de año será menor a lo esperada. Y la campaña del año que viene también podría verse afectada.

Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario así lo indicó: “Las lluvias de esta semana eran claves para frenar la caída del rinde de trigo, que está en pleno período crítico, entre hoja bandera y llenado de granos y para el maíz cuya ventana de siembra se cierra el 15 de octubre con un 40% del área aún sin sembrar”.

La entidad planteó que la proyección de cosecha de maíz cayó en 500.000 toneladas. “El déficit hídrico de los primeros diez días de octubre se suma a un septiembre completamente seco en la región núcleo. Históricamente, en la primera década del mes ya deberían haberse acumulado 30 mm, pero este año apenas un 10% del área alcanzó esos registros”, notó en un pasaje.

En ese sentido, los autores del informe aseguraron que de maíz “se sembró un 30% más que el año pasado y se planteó una gran apuesta con tecnología de punta” pero las estimaciones de rinde “se alejan de lo esperado: se calcula un rinde promedio de 35 quintales por hectárea, cuando hace un mes atrás se esperaba alcanzar 39 qq/ha”.

La cosecha gruesa, la principal fuente de divisas del sector por los granos de soja, también podría verse afectada.

En diálogo con Infobae, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina (Ciara-CEC) Gustavo Idígoras alertó que “si en Argentina no llueve en octubre, los dólares de mayo (de 2025) no van a estar”.

“Está faltando agua en este momento estratégico”, explicó.

Idígoras indicó que la sequía todavía no es comparable a la de 2023. “Al día de hoy es una situación mucho más leve, que no debería generar tantos daños económicos, pero ante habernos quemado varias veces frente a una sequía que parecía menor y después fue muy profunda, ya estamos viendo y tomando recaudos. Si realmente el régimen de lluvias aparece en octubre, la voluntad de siembra va a estar”, dijo.

El directivo de la cámara cerealera estimó que aún granos pendientes de liquidación por un valor de USD 11.000 millones. “En esta última parte del año estamos con un cierre de campaña de la gruesa, maíz y soja, altos volúmenes aún sin comercializar para la exportación, lo cual nos da un estímulo de pensar que en los próximos meses va a haber ventas, al menos fragmentadas o parciales para la exportación de acá hasta el arranque de la próxima campaña”, precisó.

Por último, aseveró que el sector ya trabaja con la presunción de que el año próximo no habrá cambios ni en el esquema de liquidación de exportaciones blend (80% al tipo de cambio oficial y 20% al contado con liquidación) y que no habrá bajas en las alícuotas de derechos de exportación. “Si los precios no colaboran, probablemente tengamos una reducción de superficie o una menor inversión por hectárea, lo cual redunda siempre en menor producción”, concluyó.

Fuente: Infobae

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