Melconian pone en duda el “cero” inflacionario y advierte sobre el desgaste del discurso económico

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • Carlos Melconian dudó que la inflación pueda arrancar con cero en algún mes de 2026.
  • Advirtió que insistir con esa promesa genera desgaste político y afecta la credibilidad.
  • Señaló que el foco debería estar en la actividad económica y no solo en el sendero inflacionario.
  • Consideró aceptable estabilizar la inflación actual si se avanza en reservas y crecimiento.
  • Afirmó que el Gobierno aún no está listo para un programa de inflación de un dígito anual.
  • Descartó que haya una reforma tributaria durante la gestión de Javier Milei.

El economista Carlos Melconian cuestionó con dureza la viabilidad de que el Gobierno de Javier Milei logre una inflación que arranque con cero en algún mes de 2026 y alertó sobre los costos políticos y de credibilidad que implica insistir con esa promesa. En un contexto marcado por la caída de la actividad, la fragilidad del crédito y restricciones estructurales persistentes, el ex presidente del Banco Nación sostuvo que el énfasis oficial debería correrse del anuncio reiterado de metas inflacionarias hacia una agenda más amplia de recuperación económica.

“No hay ningún anuncio del Gobierno que diga que la inflación va a dar cero coma y pico y que sea creíble”, afirmó Melconian, al rechazar los dichos del Presidente, quien había anticipado que entre junio y agosto del próximo año el índice de precios comenzaría con cero. Para el economista, ese tipo de pronósticos no solo carecen de sustento técnico, sino que además se repiten sin mostrar avances concretos que los respalden. “Es la tercera vez que lo anuncian”, subrayó, al marcar un patrón discursivo que, a su entender, erosiona la confianza.

Melconian planteó que el foco del debate económico debería desplazarse hacia el nivel de actividad, hoy afectado por una recesión que golpea al consumo y al crédito. Como ejemplo, recordó que al inicio de la gestión libertaria los bancos ofrecían préstamos de manera activa, una dinámica que, según señaló, ya no existe. “Cuando asumió Milei, los bancos llamaban a los clientes para ofrecer créditos. Hoy, eso no pasa”, explicó, al vincular la desaceleración financiera con el enfriamiento de la economía real.

En su análisis, el economista reconoció que la inflación logró una desaceleración significativa respecto de los picos iniciales del actual gobierno, pero advirtió que estabilizarla en los niveles actuales no debería ser leído como un fracaso. “Una inflación como la de hoy no está mal” si, en paralelo, se avanza en otros frentes clave, sostuvo. Entre ellos mencionó la necesidad de acumular reservas, ordenar el esquema cambiario y mejorar las condiciones para el crecimiento.

En ese punto, Melconian aclaró que no se opone a un régimen cambiario gradual, como el de bandas, en un país donde la escasez de dólares continúa siendo uno de los principales condicionantes macroeconómicos. Para el economista, pretender acelerar todas las correcciones al mismo tiempo, sin colchones financieros ni reservas suficientes, eleva los riesgos y reduce los márgenes de maniobra.

“Quisiera tener inflación de un dígito, pero para sacar un programa que dé un dígito anual tenés que estar listo, y este Gobierno todavía no lo está”, afirmó. La frase sintetiza su diagnóstico: la baja sostenida de la inflación no puede ser un objetivo aislado, sino el resultado de un programa integral que abarque lo monetario, lo cambiario y lo productivo, además de atender el poder adquisitivo y la distribución del ingreso.

En esa línea, Melconian fue categórico al evaluar el horizonte del actual mandato. A su juicio, una inflación anual de un dígito “probablemente no se dé en este gobierno”, aunque consideró que ese escenario no necesariamente implicaría un balance negativo si se logran resolver otros desequilibrios de fondo. El mensaje apunta a moderar expectativas y a redefinir los parámetros con los que se mide el éxito de la política económica.

Finalmente, el economista descartó de plano uno de los debates recurrentes de la agenda oficial: la posibilidad de una reforma tributaria profunda. “Reforma tributaria no va a haber”, sentenció, al sugerir que las restricciones políticas y fiscales limitan el margen para cambios estructurales en ese terreno.

Las definiciones de Melconian reintroducen una mirada crítica desde el establishment económico y ponen en cuestión el relato optimista del Gobierno. Más allá de la discusión técnica, el eje de su advertencia es político: prometer más de lo que se puede cumplir, en un contexto social y productivo frágil, puede terminar siendo un costo difícil de revertir.

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