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El Gobierno lanzará los billetes de $2.000 a cuentagotas: ¿habrá de $5.000 y $10.000?

ECONOMÍA 25/04/2023 Antonio D´Eramo
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El reciente acuerdo conjunto entre el Banco Central y la Casa de la Moneda para poner en circulación billetes de $2.000 para fines del sexto mes del año, probablemente coincidiendo con los pagos de medio aguinaldo de aquellos trabajadores que se encuentran debidamente registrados, pone en blanco sobre negro, que la estrategia es demorar lo más posible la aparición del papel moneda que tendrá como protagonistas, no a un animalito de la fauna nacional, sino al primer ministro de salud de la Argentina, Dr. Ramón Carrillo, y a la Dra. Cecilia Grierson, primera médica del país.

Dos próceres del siglo XX que compartirán esfinge en el billete de mayor denominación que tendrá la nación y que nacerá, hacia el mes de junio, completamente devaluado.

La presión de la inflación exige billetes de mayor denominación

Analistas de La City financiera justifican esta aseveración por el continuo aumento del costo de vida. Para tener una dimensión de la tragedia monetaria que vive la Argentina basta con señalar que si el billete de $2.000 estuviera en manos de los tenedores de pesos en el día de hoy, contarían en su haber con u$s4,55 según el tipo de cambio paralelo. En el mes de febrero, $2.000 equivalían u$s5,29. En los países vecinos, el papel moneda de mayor valor equivale, en promedio, a u$s30.

Por otra parte, el público aún desconoce la cantidad de billetes que circularán en el mes previo a las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, ni que imprenta llevará adelante el mandato de la Casa de la Moneda, teniendo en cuenta que ya se utilizan los servicios de varias empresas en tres continentes distintos que no dan a basto para imprimir "los horneros" de $1.000 que en la actualidad, equivalen a u$s2,27 por unidad según "los arbolitos" que vocean cotizaciones de la calle Florida.

Asesores económicos de la administración de Alberto Fernández señalaron que "...de junio a octubre no serán muchos los billetes de $2.000 que se verán en la calle y hay que olvidarse hasta noviembre, después de las elecciones, para pensar en emitir un billete de $5.000. Uno de $10.000 y otro de $20.000 es una quimera para el Gobierno".

Las razones para no avanzar con una medida que sería completamente lógica dado el contexto inflacionario actual, así como de cuidado del balance del Banco Central (BCRA), su titular, Miguel Pesce, no deja de señalar que el año pasado hubo un déficit superior a los u$s20 millones, justificados en los gastos para imprimir billetes por varias ciudades del mundo y los gastos de logística que implica importarlos, tiene una explicación política y una especulación electoral.

Especulación que se fundamenta en cuestiones irracionales que se quieren hacer pasar por psicológicas.

Billetes de 5.000 y 10.000: la postura del Gobierno

Uno de los asesores que continúan en su cargo en Casa Rosada coincide con la posición de los funcionarios de la secretaría de finanzas que conduce, Guillermo Setti, "...la emisión de un billete de 5 o 10 mil pesos, pesará en la subjetividad de los consumidores y traerá mayores presiones a los precios de los alimentos, bebidas, indumentaria y alquileres".

Una razón incomprobable a priori, pero que no resuelve temas cotidianos como la necesidad de los argentinos de trasladarse llevando grandes cantidades de billetes de $1.000 para saldar cuentas, en un contexto, en el cual, las autoridades del Banco Central tampoco han logrado mostrar grandes avances en la utilización del dinero electrónico para realizar transferencias y pagos con QR. Aún el uso del efectivo manda en la Argentina.

El misterio con el que se manejan las decisiones monetarias alcanza el grado de desconocer las consultas de los legisladores nacionales a las autoridades del Poder Ejecutivo.

Varios senadores y diputados nacionales expusieron acerca de la cuestión y consultaron al Jefe de Gabinete, Agustín Rossi, por los costos que abona la Casa de la Moneda y las demoras, evidentes, de la puesta en marcha del billete de $2.000.

Agustín Rossi evitó dar cualquier tipo de precisiones argumentando que "las preguntas realizadas están alcanzadas por cláusulas de confidencialidad en los contratos con el Banco Central y con las Casas de las Monedas extranjeras que efectúan la provisión de los billetes".

Ante la alta demanda de dinero de parte del Tesoro Nacional, el Estado, debió "tercerizar" su producción de papel moneda en la Casa de la Moneda de Brasil, la Fábrica Nacional de La Moneda y Timbre de España y China BankNote Corporation. Tres imprentas, en tres continentes, al servicio de la inflación en ascenso de la Argentina.

Para el senador nacional de la UCR, Pablo Daniel Blanco, "...la aparición de billetes de alta denominación no resolverá el problema de fondo, pero servirá para hacerle más cómoda la vida a los argentinos, será menos costosa la emisión en función de las cantidades necesarias y más simple la logística de transporte y distribución en cajeros automáticos".

El senador de la provincia de Tierra del Fuego presentó un proyecto de ley "para solicitarle al Gobierno que emita billetes de 5.000 y 10.000 pesos debido a la aceleración del costo de vida". Y lamentó: "Pero, el proyecto de mi autoría S-1765/2021, duerme el sueño de los justos en el Senado mientras los argentinos viven una pesadilla que se agrava minuto a minuto".

En el pedido coincide con la senadora y periodista tucumana Beatriz Ávila que, recientemente, presentó otro proyecto para que el Gobierno imprima billetes de 5.000, 10.000 y hasta 20.000 pesos, para facilitar las transacciones.

Un debate que estuvo abierto en el Ejecutivo hasta la llegada de Sergio Massa a la administración de Alberto Fernández. De hecho, su antecesora en el cargo, Silvina Batakis, en un rapto de demagogia, llegó a declarar que el billete de 10.000 $ debería contar con el rostro de Lionel Messi.

 

 

* Para www.iprofesional.com

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