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Facundo Manes: "Perotti y Alberto Fernández abandonaron a Rosario"

POLÍTICA 24/05/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior
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Decidido a competir por la presidencia en la interna de Juntos por el Cambio, Facundo Manes apunta a los desencantados con la experiencia del Frente de Todos y el gobierno de Cambiemos. Son, en parte, votantes enojados que hoy engordan la intención de voto de Javier Milei, a quien define como “un remedio vencido”. Y advierte: “Sin desarrollo va a peligrar la democracia”.

El neurólogo y diputado nacional por la provincia de Buenos Aires aseguró que será candidato aún si no logra el apoyo de todo el radicalismo, apoyó a Carolina Losada y respaldó a su amigo personal Pablo Javkin. “Está dando una batalla desigual, con un gobierno nacional y provincial que lo abandonó”, indicó.

—Empecemos por el diagnóstico, ¿qué patologías cree que atraviesa el país?

—Es un excelente punto. Veo una Argentina donde la gente descree de la política y tiene parte de la razón. La política, tal como está hoy, sólo sirve para mantener los privilegios de los que tienen poder. Para que funcione la democracia, en la que creemos, la política debe ser totalmente reformada. Se debe combatir la corrupción: debemos tener organismos de control independientes, rendimiento de cuentas, disminución del presupuesto y de las partidas como ejemplaridad y tener un Estado dinámico, eficaz, profesional. El desafío de un liderazgo es transformar la resignación de la sociedad en esperanza. Esto tiene que ver con cosas concretas: la Argentina ha venido involucionando en economía, pobreza, educación, desigualdad. Veo un quiebre, un fin de ciclo de una dirigencia que no nos pudo dar prosperidad y desarrollo desde el regreso de la democracia. Ese es el desafío, porque sino va a peligrar el sistema democrático. Los chicos de clase media alta se están yendo del país y los chicos de la clase más vulnerable no creen en el sistema y se van de él. Alfonsín decía que con la democracia se cura, se come y se educa. Eso no pasó, y ahora sin desarrollo va a peligrar la democracia.

—En Juntos por el Cambio hay coincidencia con respecto al tratamiento o la diferencia pasa por la dosis?

—A diferencia del 2015, donde Juntos por el Cambio fue básicamente una alianza antikirchnerista y no hubo una coalición de gobierno —fue una coalición electoral y en ciertos aspectos de una coalición legislativa— ahora estamos discutiendo una propuesta común. Creo que la Argentina necesita hacer una revolución tecnológica y de conocimiento ante la cuarta revolución industrial que estamos viviendo. Necesitamos modificar la educación para los requerimientos del siglo XXI, y debemos lograr un acuerdo de todas las fuerzas políticas para salir del esquema de planes sociales e ir hacia un programa de empleos y capacitación laboral. También tenemos que discutir la deuda: mi opinión es que no se puede tomar deuda salvo que sea para infraestructura o instrumentos de desarrollo intergeneracional. Tenemos que debatir la matriz productiva y exportadora, diversificar la economía, exportar más conocimiento y tener un plan de energía: en cuatro años Vaca Muerta podría exportar lo que exporta el complejo sojero. Además, debemos tener una geopolítica y una inserción inteligente en el mundo y discutir la ejemplaridad de la dirigencia. Volviendo al punto inicial, sí, creo que hay acuerdos. A diferencia del 2015, las fundaciones del PRO, el radicalismo y la Coalición Civica están trabajando bien. Los candidatos a presidente le pondrán su estilo personal y la gente elegirá al liderazgo de la oposición.

—Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta están lanzados, ¿su expectativa es ser el candidato del radicalismo?

—Sí, el radicalismo tiene que tener un candidato a presidente, porque en las últimas elecciones, en el 2021, los líderes radicales sacaron alrededor de la mitad de los votos de la coalición opositora, que le ganó al peronismo. Además, el radicalismo también puede representar una oportunidad para que nos voten desencantados con este gobierno y personas que votaron al PRO en 2015 y en 2019 no lo hicieron. El radicalismo se ha renovado, ha incorporado gente nueva. Tiene tres gobernadores, 400 intendentes, legisladores e ideas nuevas. Este nuevo radicalismo puede hablarle a los jóvenes de los sectores populares. Voy a ser candidato a presidente por la UCR sin esperar el apoyo total del radicalismo. Hay que avanzar sin esperar consensos totales que nunca llegarán.

—Competiría entonces contra Gerardo Morales, si se presentara.

—Sí, contra todos los candidatos. Las Paso son una muy buena herramienta para elegir el liderazgo de la oposición.

 


—¿Tiene ya su candidato o candidata a vice?

—Hace tiempo que estamos trabajando con los mejores cerebros de la Argentina para hacer un programa de gobierno. Más allá del que tiene la Fundación Alem, nosotros tenemos un equipo técnico excelente en economía, donde están Marina Dal Poggetto y Martín Rapetti. Estamos pensando en quién podría acompañarnos como vicepresidente, pero todavía no lo hemos definido.

—¿Por qué define a Milei como un chamán?

—Milei es un remedio vencido. Ya lo probamos y no nos fue bien. Ya probamos la intolerancia, la dolarización en forma de 1 a 1 con el dólar y el 2001 dejó a la mitad de la Argentina excluida y el sector productivo destruido. A los argentinos hay que decir la verdad: dolarizar es pulverizar los salarios y eliminar empleos. Además, es imposible, porque el Banco Central no tiene dólares y Argentina no tiene crédito. Milei quiere acabar con la educación pública y yo voy a fortalecerla. No tenemos que elegir entre los que nos roban y los que nos mienten. Este país fue construido por nosotros, los que trabajamos todos los días, y nos vamos a tener que hacer cargo para sacarlo adelante. Argentina tiene un gran futuro. Si la política se ordena, la Argentina tiene por delante una década de un enorme potencial, porque el mundo necesita de alimentos, minerales para la transición energética y otras cosas que tiene la Argentina. Mi equipo técnico calcula que en ocho años podemos duplicar las exportaciones. Con casi la misma población seríamos el doble de ricos y podríamos bajar la pobreza a la mitad. Eso se hace estabilizando la economía con consenso político y con un programa de desarrollo, no se hace con magia ni con chantadas.

—¿La posible incorporación de Espert a Juntos diversifica la coalición o la desperfila?

—Yo estoy a favor de ampliar la coalición, siempre que estemos de acuerdo en un trazado grueso de país. Las coaliciones europeas funcionan con diversas identidades, que tienen diferencias en muchos puntos, pero se ponen de acuerdo en un trazado grueso del país. En nuestro caso, el trazado grueso de país es el opuesto al kirchnerismo, que se puede ver reflejado en Santa Cruz. Es una provincia con grandes recursos naturales y turismo internacional que tiene dramas educativos, de salud pública, una actividad privada mínima y ligada al poder estatal, una Justicia dominada y una prensa influida por el poder político. Ese modelo de país no lo queremos. Siempre estoy de acuerdo en ampliar la coalición, como lo hicimos en 2021, si estamos de acuerdo en la apertura al mundo, la calidad institucional, la ejemplaridad de los dirigentes y la racionalidad económica. Si estamos de acuerdo con eso, cuanto más se amplíe la coalición mejor, porque la Argentina que viene necesita de una gran musculatura política. Tiene que haber un gran consenso social, que se pueda expresar en una mayoría legislativa y pueda transformar el país.

—Hay encuestas que muestran un declive de la marca Juntos por el Cambio y un ascenso casi proporcional de Milei. ¿Si Juntos sigue enfrascado en esta pelea por los liderazgos el balotaje puede ser entre el Frente de Todos y Milei?

—Esto que planteás es cierto, y le da más sustento a una candidatura como la mía desde el radicalismo. En el 2021, si no íbamos a unas Paso con nuestra identidad de centro popular y recuperábamos el voto de Cambiemos que se había defraudado con el PRO perdíamos la elección. Hoy el 24 o 25 por ciento de Cambiemos que muestran las encuestas es lo que tuvo Macri en 2015. El tema es que las Paso no pueden ser la interna del PRO, sino le hablamos al mismo electorado. Por eso tenemos que ampliar la coalición con una propuesta como la nuestra, que, además, creo que puede ganar la interna.

 


—Al momento de elección de autoridades del radicalismo estaba muy cercano a Carolina Losada. ¿Se quedó con las ganas de tenerla como candidata a vice?

—La verdad es que sí, pero valoro Carolina se haya decidido para ser gobernadora. Me parece una excelente candidata y va a tener todo nuestro apoyo. Te cuento algo: cuando fuimos a La Plata a la Convención de la UCR caminamos dos cuadras y nunca sentí tanta energía de la gente. Éramos algo nuevo, fresco. Después en La Matanza tardamos tres horas para recorrer dos cuadras. Era increíble, lo que viví caminando con Carolina va a ser difícil de reemplazar.

—¿Qué haría con la seguridad en Rosario en caso de ser elegido presidente?

—Es un tema muy importante. Primero voy a hablar de la seguridad como problema nacional. es mentira que la inseguridad se resuelve de la noche a la mañana. No se pueden resolver todos los problemas sociales, educativos, culturales que están detrás de la inseguridad de un día para el otro. Ese es el trabajo de fondo y hacen falta consensos sociales y voluntad política de largo plazo en educación, empleo, tratamiento de las adicciones. Pero el delito violento sí puede prevenirse y reducirse muy rápido. Hay cientos de experiencias alrededor del mundo y con métodos diversos, pero que tuvieron tres puntos en común. Primero, un mayor control y presencia del Estado sobre los territorios más violentos, que son tierra de nadie y terminan siendo territorio del crimen organizado. No es presencia sólo de policía o gendarmes y cámaras, sino de escuelas, servicios sociales, iluminación, centros de salud, oficinas de violencia contra la mujer, 24 por 7. Segundo, necesitamos una policía más inteligente. Obviamente, es necesario dotar de patrulleros, equipamientos, pero de nada sirve si llega tarde. Hay que armar un plan científico con la tecnología disponible. En el mundo de hoy se usan estadísticas, análisis en tiempo real e inteligencia artificial para la prevención, para asegurar que la policía esté antes que se produzca el crimen y no llegue después de que se produzca el crimen, a levantar a la víctima. Esto implica mejorar la predicción del delito y usar la participación de la sociedad para sumar datos y alarmas tempranas. El tercer pilar es la Justicia: jueces, fiscales y el sistema penitenciario son los núcleos más relevantes para actuar de inmediato sobre el crimen organizado. La calidad del trabajo conjunto, la velocidad de acción, el trabajo coordinado y la lucha contra la corrupción son los ejes para que se corte el espiral de violencia. En esto nos falta trabajo y voluntad política, y en Rosario han dejado solo al intendente. Además, tenemos que trabajar y apoyar a las familias e hijos de presos, para cortar con los circuitos de reproducción de la violencia más poderosos. Hay un eje transversal a los tres puntos que mencioné, es el ojo clínico, y es el seguimiento de la violencia juvenil y doméstica: debemos trabajar donde se está cocinando la futura espiral de violencia. Otro problema es que también hay datos desactualizados, poco creíbles, y es imposible construir una política pública de seguridad eficiente y real sin los datos reales. Se necesita un sistema de información criminal compartido por las provincias. Hoy eso no está coordinado. Hay que trabajar sobre las múltiples causas del delito con programas sociales y de contención, y el crimen organizado, como está pasando en Rosario, es una responsabilidad del gobierno nacional. El Poder Judicial, policial y político ha sido penetrado por organizaciones criminales. Y al ser el crimen organizado de naturaleza económica, su combate también debe darse en la persecución de flujos financieros ilegales y de la corrupción, que muchas veces ofrece protección.

—Es amigo personal de Javkin. ¿Cree que lo dejaron solo o quedó demasiado expuesto con el tema?

—Siento que Pablo Javkin está dando una batalla desigual, con un gobierno nacional y provincial que lo abandonó. Rosario está en medio de una tragedia y necesitamos la voluntad del gobierno nacional, que no existe ni existió, para resolver el problema. La tasa de homicidios es altísima y el gobierno está en otra cosa. ¿Dónde están los derechos humanos de la gente de Rosario? Populismo económico es no tener moneda. Populismo energético es cortes. Y populismo en seguridad es lo que hace el gobierno nacional en Rosario.

Con información de La Capital de Rosario, sobre una nota de Mariano D'Arrigo

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