Raphael Varane hablaba días atrás de sus episodios con las conmociones cerebrales y de cómo incluso Manchester United recomienda no superar los 10 cabezazos por entrenamiento. Hablamos de un tema tabú en el fútbol y donde el silencio de FIFA es por momentos tan sorprendente como un enigma en todos los sentidos. La vieja demanda a Zúrich por Estados Unidos es el último episodio de una trama de preguntas sin respuestas. El problema llamado cabezazo sigue siendo un mito en el fútbol de élite.
Todo esto nace en California años atrás. Una demanda que había puesto la Asociación de Padres de California a la FIFA desató un escenario de estudios que no dan lugar a segundas interpretaciones. ¿El motivo? El daño que sufrían los menores de edad al cabecear el balón durante entrenamientos y partidos. Zúrich no llegó a ir a juicio, negoció con la Asociación de Padres y cerró hasta hace unos años un tema tabú que lentamente empezaba a explotar.
Por dicha Asociación de Padres y con muchas pruebas corroboraron que los jóvenes después de los partidos de fútbol o de impactos eran mucho más lentos en la toma de decisiones. ¿Resultado? FIFA prohíbe rematar de cabeza en Estados Unidos a los menores de 12 años. Si hablamos de partidos, solo se permitía un número determinado. Hubo dinero de por medio para calmar la situación y un estudio con el neurólogo Willy Stewart sobre los daños del cabezazo que se interrumpió a los dos años. ¿Qué pasa entonces?
Hablamos con Carlos Pelayo Fernández en BOLAVIP. El cofundador de Proteckthor en España y líder en una lucha sin tregua contra la salud en el deporte de élite nos atiende para explicar una situación poco comentada y hasta tabú en el deporte más popular del planeta. Los resultados de aquel estudio de FIFA y su curiosidad alrededor del tema, detonante de más análisis que hablan de una práctica insalubre donde las haya. Eso sí, hay solución a la vuelta de la esquina
-¿Cómo nace Proteckthor?-
-En el año 2015 estaba con un amigo y le pregunté: ‘¿Oye, tú te acuerdas cuando eras pequeño y de repente sacaba el portero de la portería, el balón subía, tú estabas en mitad del campo y te ponías ahí duro como si fueras un pilar y el balón lo rematabas bien para despejar o algo. ¿Te acuerdas que hacía un daño a la cabeza?’ Que llegaba a picar, que te frotaba la cabeza y todo. Y él me decía, sí, sí, me acuerdo, pues esto tiene que tener un daño porque no puede ser que ese tipo de impacto no dejen en algo negativo a futuro. Ahí empezamos a investigar y los resultados fueron claros-.
-El estudio de FIFA, de lado-
-En esa demanda por Estados Unidos FIFA se sacó de la manga que no se había hecho el estudio bien. Entonces volvieron a hacer el estudio. Lo pusieron mucho más serio, más largo, con muchos más parámetros a medir. Volvió a salir super negativo para la FIFA y lo volvieron a invalidar. ¿Qué pasó? Que el doctor que ya llevaba siete años con estos estudios, publicó el tema. Los resultados son que los jugadores de fútbol profesional tienen son cinco veces más casos de Alzheimer, cuatro veces más de demencia y 2,5 veces más problemas de neurona motora respecto al resto de la muestra. El resto de la muestra es de un ciudadano a pie que hace una vida cotidiana-.
-¿Qué pasa en el cerebro cuando se cabecea?-
-Un jugador de fútbol remata de media entre 1000 a 300 veces por temporada dependiendo de la posición. Mil los que menos, tres mil los que más. Luego están los entrenamientos, que el cerebro no consigue recuperarse porque un impacto de balón no está dentro de los parámetros de índice de daño cerebral, pero el problema es que un jugador de fútbol remata muchas veces. Entonces esto es como cuando tú te haces una herida en el brazo, una herida pequeña, y te estás rascando así todos los días múltiples veces. Al final lo que vas a tener es un destrozo y seguramente en equis tiempo pierdas el brazo-.
-La recuperación no existe…-
-El cerebro con un impacto necesita, depende de la gravedad, entre 24 o 48 a 72 horas sin otro impacto. Entonces lo que hacemos es impacto repetitivo, impacto repetitivo, impacto repetitivo y no dejamos que se llegue a curar por decirlo de alguna manera”-.
-¿Qué diferencias hay en el daño entre menores y profesionales?-
-A día de hoy hay chicos que miden ya un 1.85 y son atletas. Atletas que rematan con una fuerza y un poderío que eso es una locura. Entonces claro, nosotros dijimos la solución que están poniendo no es una solución, es una tirita, es una tirita para callar a la gente, pero esto no es ninguna solución. Al final es aparcar el problema de lado-.
-¿Qué es Proteckthor?-
-Queríamos crear una cinta que redujera el impacto y bueno, hablé con un par de ingenieros y sobre todo con el laboratorio en Alcañiz. Es un laboratorio de impacto para que te hagas una idea donde regulan todos los cascos de motos homologados del mundo. Me dijeron que ellos creían que no había ningún daño cerebral pero que les dejara un par de meses para probar. Me dijeron Carlos, hay daño, o sea aquí hay que hacer cosas-.
-Un enemigo impensado…-
-El primer prototipo que tuvimos salió en el año 2021. Cuando rematas el jugador va a atacar y mueve la cabeza, entonces esto no se fija bien y se movía, incluso a veces se caía. Y hay otra cosas en la que no habíamos pensado…Y es muy importante en el fútbol que es la estética. O sea, un jugador de fútbol a día de hoy no sale con un pelo mal peinado al terreno de juego. Y ponerles esto era un giro total. Entonces, bueno, dándole vueltas, empezamos a hacer más prototipos hasta que conseguimos después de dos años dar con el actual-.
-¿Qué hace Proteckthor?-
-Con esta cinta se reducen en los impactos leves hasta el 50% del daño. En los impactos graves, que puede ser un choque de cabeza contra otro jugador, hasta un 93%. Tú esto te lo ajustas por detrás, te lo pones como quieras de presión y te lo pones. Esto es lo que coge el primer impacto que es el impacto más grave. Con esta solución lo empezamos a probar en los equipos de fútbol y la gente estaba muy cómoda porque no lo notabas, cuando rematabas atacas más el balón porque notas menos el impacto. Con esto los niños no cierran los ojos, entonces puedes rematar con mucha más precisión hacia donde quieres y al fin y al cabo pues era una solución-.
-¿Cómo afectaría el cabezazo en un profesional?-
-La velocidad a la que sale la pelota es menor, porque la potencia de salida es menor, porque has absorbido energía. Con este estamos perdiendo alrededor de un 1% la velocidad de remate. No es nada. Es mínimo. Lo que es gol es gol con esto. No es por llevar la cinta que ya no es gol. Y lo que sí que estás haciendo, que esto es muy interesante y que hemos medido nosotros, es que un jugador de fútbol a 4,5 kilómetros por hora y otro jugador de fútbol a 4,5 kilómetros por hora, si se chocan de cabeza, nosotros hemos medido más de 1000 Gs al cerebro-.
-¿Con qué podemos compararlo?-
-Para hacerte una comparación, quiero recordar que a 120 km por hora en moto un accidente son alrededor de 160 Gs al celebro. Nosotros hemos medido cabeza contra cabeza más de 1000 Gs, o sea es un impacto fortísimo. Muy dañino y los jugadores siguen jugando, nosotros ahora mismo que estamos metidos en este negocio para cambiar eso-.
-Un problema llamado protocolo…-
-Lo vemos todos los fines de semana. Como les dan un golpe, el protocolo que hay no es un protocolo útil porque son tres preguntas que te dicen y tú las contestas para ver si eres consiente. Tu necesitas hacerle un tac a un jugador, necesitas poder medir si ha habido un derrame, necesitas poder medir cómo de fuerte ha sido el impacto. Y a día de hoy no hay. -.
-¿Cuál sería el protocolo ideal?-
-“Es complicada esta pregunta. Yo desde el punto de vista personal lo que estoy viendo es que cualquier impacto es difícil de medir. El cerebro es el órgano que menos conocemos del cuerpo humano. Es un órgano súper complicado, súper complejo. Y nosotros estamos viendo que hay muchos jugadores, muchísimos, que tienen demencia Parkinson a edades tempranas. Yo lo que haría en cualquier impacto de cabeza contra cabeza, es que no jueguen más. Es la recomendación médica-.
-Un llamado a la conciencia…-
-El deporte no puede afectar a la salud. Es que la salud es de por vida. Que el jugador luego se retira a los 40, 38 o 37 años y hasta los 85 o 89 que es la esperanza de vida hay muchos años. Hemos visto que estas cintas lo que te hacen es que te protegen. Este verano vamos a meterle unos sensores a la cinta y lo que vamos a avistar con una luz en el lateral es cómo de fuerte ha sido el impacto. Lo que queremos es eso, que todos los jugadores jueguen protegidos, que no se pierda el remate de cabeza y a fin de cuentas que disfrutemos del fútbol como nos gusta con una salud de por vida-.
Fuente: bolavip