Boleta única, internas y promesas incumplidas: una batería de dilemas para el Gobierno, el PRO y el kirchnerismo

POLÍTICA Federico Mayol*
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“Todos estamos hinchados las pelotas, no solo Mauricio (Macri)”.

El que habla es un altísimo dirigente del PRO, con proyección en territorio bonaerense, que al igual que el ex presidente, su primo Jorge, los gobernadores y buena parte de ese espacio está muy impaciente con Javier Milei y el gobierno.

Esa impaciencia, arrastrada desde el inicio de la gestión por promesas incumplidas, podría esta semana tener un desenlace impredecible para el futuro de esa alianza endeble entre La Libertad Avanza y el PRO en Diputados por el posicionamiento de los diputados que le reportan a Macri en torno al veto a la ley de financiamiento universitario. Un antecedente riesgoso de cara a las negociaciones electorales que, por el momento, ofrecen un panorama inquietante en el principal distrito electoral del país: la provincia de Buenos Aires.

La sanción reciente de la boleta única de papel le agrega una cuota de incertidumbre a las tensiones internas entre el gobierno y el PRO, y un dilema extra al peronismo K, dividido por la notoria disputa entre Axel Kicillof y el cristinismo.

Horas después de la votación en el Congreso, la legisladora provincial María Fernanda Bevilaqcua, vecinalista, hija del intendente de Villarino, presentó un proyecto para adoptar un sistema similar en Buenos Aires que se sumó a una iniciativa de diputados bonaerenses del PRO. La sanción de la semana anterior en el Congreso disparó múltiples disyuntivas en el sistema político con intereses en la Provincia, y escasísimas certezas. Nadie sabe, a ciencia cierta, qué conviene el próximo año. Si desdoblar el calendario, adoptar un sistema de votación similar al que se implementará ahora a nivel nacional o mantener la boleta partidaria, es decir, convocar a elecciones de manera concurrente. La presentación de Bevilaqcua es un reflejo fiel de ese dilema general que atraviesa al sistema porque, por ejemplo, su referente principal es Sergio Massa, el ex candidato presidencial que, según altísimas fuentes, tuvo una altísima actividad en las horas previas a la votación de la Cámara baja para convencer a algunos diputados de los perjuicios del proyecto sancionado.

“Por ahora, en la Provincia no tenemos ningún acuerdo”, aseguró en estas horas un dirigente macrista que mantiene negociaciones semanales con el gobierno. En ese distrito, el PRO está tratando de revitalizar el partido. Hace algunas semanas, la conducción, con Ritondo, Diego Santilli y Soledad Martínez a la cabeza, mantuvo un encuentro seccional en Pergamino. Este mes, es el turno de Junín. Se prevé que esté presente el propio Macri.

El ex presidente sigue muy de cerca las negociaciones entre el PRO y el Gobierno. Está cada vez más fastidiado. “Ya no perdona tanto como antes”, explicó un colaborador. La reunión que mantuvo el jueves con Santiago Caputo, el principal asesor de Milei, no fue productiva. Se organizó horas después de que se filtrara un posible rechazo del PRO al veto de las universidades a través de algunos senadores que fueron a verlo en bloque al ex presidente a su casa de la zona norte del Gran Buenos Aires. Fernando de Andreis, que trabaja hace dos décadas al lado de Macri y que lo conoce a la perfección, posteó en sus redes el viernes por la tarde, en el mismo momento en que trascendían detalles de la cumbre reservada entre el ex mandatario y el consultor: “Como el escorpión que mata a la rana que lo está ayudando a cruzar el río, no pueden resistirse, está en su naturaleza”. Caputo le respondió irónicamente, media hora más tarde, a través de una cuenta anónima que utiliza para descargarse contra “la casta”.

El propio consultor le contó los pormenores de la reunión a Ritondo en una conversación que mantuvieron al cierre de la semana para tratar de encontrarle una salida a la votación en Diputados. Hasta ayer, al menos tres de los gobernadores del PRO -Rogelio Frigerio, Marcelo Orrego e Ignacio Torres-, que tienen injerencia directa en media docena de diputados, y línea directa con Macri, no habían recibido ningún llamado por parte de la Casa Rosada. “Sienten que no los llaman, que no están en condiciones de pedirles nada por una sencilla razón: hasta ahora no les cumplieron en nada”, explicó un operador macrista que habla con los tres.

Peor aún: tanto en la Ciudad como en un buen número de concejos de distritos gobernados por el PRO, los legisladores y concejales libertarios son opositores al intendente o se pasaron al peronismo.

“No te extrañe que en los próximos meses haya aún más diferencias públicas”, agregó, por su parte, un altísimo dirigente del PRO bonaerense.

Ese nivel de frustración en las negociaciones y la disputa a cielo abierto entre Macri y el entorno presidencial tienen un solo objetivo: la rendición final y eliminación definitiva del PRO.

En ese contexto, la posibilidad de una alianza en el principal distrito electoral del país que Milei propicia casi en soledad desde el Ejecutivo arrastra en simultáneo otra condición, según las fuentes consultadas: la opción de un acuerdo partidario en la ciudad de Buenos Aires que, por el momento, no pareciera figurar entre las prioridades de La Libertad Avanza. Más bien, todo lo contrario.

“Vamos y les ganamos en su casa”, se confió en estos días un dirigente porteño libertario. Los armadores de LLA en la Ciudad, en particular Karina Milei, saben bien el valor simbólico, político y hasta económico que representa para los Macri su principal bastión, la cuna del PRO. Para el ex presidente, perder la Ciudad en el 2025 sería como para el peronismo perder la Provincia. Por eso el triunfo de María Eugenia Vidal del 2015 en territorio bonaerense fue tan estruendoso para el kirchnerismo.

También por eso, para los Macri, el revés público del bloque presidido por Pilar Ramírez, y homologado por la secretaria General de la Presidencia, al nuevo código urbanístico causó tanto malhumor. El jefe de Gobierno tuvo que esperar casi diez meses para que el gobierno cumpliera con el fallo por la coparticipación. Y su primo Mauricio tuvo que intervenir directamente con Luis “Toto” Caputo para destrabar el traspaso de las líneas de colectivos que circulan por la Ciudad.

Karina Milei resiste tanto o más que el consultor Caputo a los Macri. Lo saben todos los dirigentes macristas que conversaron con la hermana del jefe de Estado en el último tiempo. Por ejemplo, Santilli, que se reunió con ella fuera de Casa Rosada hace poco más de un mes: fue la primera vez que se vieron mano a mano. Ellos, la secretaria general y el consultor, quieren, a diferencia del presidente, construir un frente político autónomo, incorporar nuevas figuras al Congreso e independizarse al máximo del PRO. Ahora es una relación de mutua conveniencia: LLA necesita del PRO en el Parlamento para sostener la gobernabilidad, y el PRO está obligado a ser prudente públicamente porque su electorado ya fue, en buena medida, absorbido por el Gobierno. Es lo que empuja a Patricia Bullrich a pedir, de manera insistente, una alianza electoral. Por eso mudó definitivamente a sus legisladores provinciales al bloque libertario presidido por Agustín Romo, un joven audaz que está envalentonado por su éxito coyuntural en las redes y por la cobertura de Santiago Caputo, pero al que en el PRO consideran “un simple tuitero”.

En las últimas semanas, colaboradores de la ministra intentaron replicar ese movimiento en varios municipios macristas, pero no tuvieron éxito.

Ese equilibrio frágil entre ambos espacios se traslada entonces a la provincia de Buenos Aires. La incorporación de la boleta única abre una serie de interrogantes que el gobierno promociona como un salto de calidad. Es que, en principio, al oficialismo le soluciona, al menos en la categoría nacional, un rubro sensible: el de la fiscalización.

En octubre del año pasado, parte de ese trabajo fue resuelto para La Libertad Avanza por el peronismo, a cambio de una lista extensa de candidatos de ese sector que integraron las listas libertarias. En noviembre, por el contrario, la fiscalización del gobierno fue resuelta por el PRO, para evitar que Massa gane las elecciones. Tanto Ritondo como Santilli acercaron una número muy generoso de “voluntarios”. Es más: la ingeniería financiera de LLA se resolvió, en buena medida, en oficinas ligadas al macrismo, por dirigentes cercanos a Macri.

Por ahora, las señales de un lado y del otro están más ligadas a una especie de chantaje político que a una negociación en sí. El PRO advierte que, sin ellos, el Gobierno puede tener una performance de derrota en ese distrito. “Imaginate la tapa del diario del día siguiente a la elección: ‘Milei perdió la provincia de Buenos Aires’”, describió, fastidiado, un cuadro bonaerense. Desde el Gobierno explican, por su parte, que es el macrismo el que puede obtener un resultado muy magro en el principal bastión electoral del país. El peor de los últimos años.

Sería, por caso, el mejor escenario para el peronismo K, que todavía no está ni cerca de resolver sus propias tensiones internas.

Esta semana, el cristinismo y La Cámpora instalaron públicamente la candidatura de Cristina Kirchner como presidenta del PJ nacional, una jugada que tuvo el visto bueno de la ex mandataria, decidida a jugar por primera vez formalmente en el Partido Justicialista.

Según trascendió, Kicillof, que hasta ahora se había mostrado proclive a acordar una alianza con el gobernador Ricardo Quintela, promocionada como la dupla “Qui-Ki”, habría avalado a sus armadores en el interior del país a que presenten los avales para que estén listos el próximo lunes 14 de octubre para apuntalar la lista de Cristina Kirchner como candidata al PJ.

En las últimas horas, circuló además una versión, aún muy inmadura, en torno a una potencial suscripción a la paz interna con la posibilidad de que Kicillof reemplace a Máximo Kirchner al frente del PJ bonaerense. Este sábado, el jefe de La Cámpora reunió a sus colegas distritales en un encuentro en Monte Hermoso.

Se trata, por ahora, de un rumor que en las filas de La Cámpora desconocen por completo, pero que empezó a esparcirse por algunos dirigentes. Se trataría, en ese sentido, de toda una novedad, en especial después del acto que el jefe de la organización K encabezó hace algunas semanas, que incluyó críticas y cánticos directos al gobernador.

Kicillof debe decidir el cronograma y el sistema de votación bonaerense. El desdoblamiento, que en su momento intentó impulsar Vidal para la elección ejecutiva del 2019 y se encontró con la negativa de Macri, pareciera evaporarse. ¿Podría el gobernador ejecutar esa iniciativa, y arriesgarse a organizar una elección con bajísima concurrencia, con candidatos, en su mayoría, desconocidos?

Por esa razón, el peronismo introdujo simbólicamente esta semana su propio proyecto de boleta única papel, que se sumó al del PRO. En la Legislatura bonaerense subrayaron que, en las eventuales negociaciones, podría incorporarse el debate por las re-reelecciones de los intendentes, prohibidas en el 2016 por una ley impulsada por el gobierno de Cambiemos.

Pero más allá de esa disyuntiva, y de la boleta única de papel que le da muchísimo más poder territorial y autonomía a los intendentes, se avecina de cara al próximo año otra discusión que en el cierre de listas del 2023 provocó un enorme revuelo interno, y produjo una serie de heridas que todavía no fueron curadas: el control de la lapicera.

Esa vez, la nómina de candidatos estuvo concentrada en Máximo Kirchner y Martín Insaurralde -caído en desgracia, todavía injiere en la política provincial y mantiene su sociedad con el jefe de La Cámpora-, encerrados en las oficinas platenses del entonces jefe de Gabinete bonaerense, y del líder del Frente Renovador. Supervisados por la ex presidenta, y sin consulta con el gobernador, repleto de ira. Desde ese momento, la disputa entre ambos no paró de escalar. Kicillof casi no tiene referencias en la Cámara de Diputados provincial. Sí en el Senado.

Para darle volumen a su proyecto presidencial, Kicillof es consciente de que esa situación no puede volver a repetirse. Hace tiempo que, una vez mes, operadores y dirigentes que le responden se reúnen para empezar a organizar ese plan que el ex ministro debe moldear en todo el país.

La candidatura al PJ de Cristina Kirchner, que podría replicarse con una postulación para el Congreso en el 2025, es todavía una incógnita en relación al beneficio, o no, para el gobernador. La única certeza hasta ahora es que la ex presidenta está dispuesta a jugar. A todo o nada.

 

 

* Para www.infobae.com

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