Una banda de hijos de puta y un desubicado provocador

POLÍTICA Carlos ZIMERMAN
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Los mismos que ayer no fueron al inicio de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación a escuchar al presidente votado por la mayoría de los Argentinos, son los que aplaudían a Alberto Fernández mientras nos encerraba a todos y él hacía festicholas en Olivos. 
Los que ayer no fueron al congreso son el verdadero cáncer de la Argentina, son los que nos sumieron en una crisis increíble para un país que lo tiene todo. El peronismo es lo peor que le pasó al país y el kirchnerismo sin duda alguna es la peor versión de esa enfermedad que infectó al país en 1945 y que si Dios quiere en poco tiempo será un recuerdo de lo que nunca más debe volver.

Pero ojo que los golpistas no solo son peronistas, el innecesario espectáculo que dio el Radical Manes es otra vergüenza que ayer se vivió. Manes provocó sabiendo muy bien lo que iba a causar. Seguramente que lo que hizo el asesor presidencial e influyente como ningún otro, Santiago Caputo, no es justificable, pero que nadie se rasgue las vestiduras, Manes sabía lo que hacía, lo buscó. El Diputado Radical nunca le mostró una Constitución Nacional a Alberto Fernández cuando este presidente delincuente nos encerraba a todos y nuestros compatriotas morían en sus casas y hospitales. Manes estaba callado, no decía nada. Tampoco lo vimos a Manes mostrarle la CN a Cristina Kirchner, condenada por la justicia y presidiendo el Senado de la Nación. 

Lo de la oposición ayer fue una vergüenza, lo de Manes una provocación, se burlaron del electorado que eligió una manera de vivir, un modelo de país y por sobre todo, el deseo de dejar atrás la decadencia y la corrupción que los hijos de puta que ayer dijeron ausente nos vienen proponiendo desde hace tantos años. 

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