Inseguridad en Rafaela: Monseñor Zazpe es tierra de nadie

RAFAELA R24N
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  • Vecinos del barrio Monseñor Zazpe expresan preocupación por tiroteos en una misma vivienda.
  • Los hechos han ocurrido durante dos noches consecutivas, cerca de una comisaría.
  • Residentes denuncian falta de acción policial y patrullajes preventivos.
  • El miedo se ha instalado en el barrio, afectando a familias y niños.
  • Piden respuestas urgentes y mayor presencia policial en la zona.
  • Cuestionan a las autoridades sobre la inacción ante la violencia.

La creciente ola de violencia en el barrio Monseñor Zazpe ha alcanzado un nivel alarmante, y es hora de que las autoridades tomen medidas concretas. Los vecinos, que han vivido situaciones de tiroteos en continuidad frente a su hogar, han expresado un sentimiento de desesperación que no puede pasarse por alto. Este no es solo un problema de seguridad; es una cuestión de calidad de vida.
Durante dos noches consecutivas, una vivienda situada a escasos metros de la comisaría fue blanco de disparos. Resulta irónico y profundamente inquietante que, a tan corta distancia de las fuerzas policiales, los residentes se sientan desprotegidos. Lo que se percibe aquí es una falta de acción por parte de quienes tienen la responsabilidad de velar por la seguridad de la comunidad. Como mencionó una vecina, "es una vergüenza" la falta de respuesta, y esta queja resuena con fuerza entre todos los afectados.
El temor ha calado hondo en Monseñor Zazpe. Según los testimonios, los residentes ya tienen miedo de realizar actividades cotidianas como salir a comprar o simplemente cruzar la calle. Este temor no solo afecta la psique individual, sino que erosiona el tejido social de la comunidad. Las familias, incluidos niños que deberían poder jugar con libertad, se ven obligadas a encerrarse en sus casas, convirtiendo su hogar en una prisión.
El llamado a la acción es urgente. Los vecinos demandan una mayor presencia policial en la zona, y ciertamente, no es mucho lo que piden. La inacción por parte de las autoridades podría tener consecuencias devastadoras. La pregunta que flota en el aire es clara: ¿hasta cuándo se permitirá que la violencia y el desamparo se conviertan en la norma? Necesitamos respuestas efectivas y un compromiso renovado para garantizar la seguridad de nuestros barrios. La ciudadanía no debe verse obligada a vivir con miedo. Es tiempo de que se escuchen sus voces y se actúe en consecuencia.

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