


El plazo fijo busca recomponerse tras el derrumbe de tasas y la presión inflacionaria
ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
- El plazo fijo tradicional muestra una leve suba de tasas tras tocar mínimos cercanos al 21% TNA.
- Pese a la recuperación, los rendimientos siguen siendo negativos en términos reales.
- El stock de plazos fijos tradicionales cayó $1,7 billones en menos de un mes.
- Los plazos fijos UVA crecieron con fuerza impulsados por el repunte inflacionario.
- Las expectativas de inflación más baja podrían mejorar el atractivo del plazo fijo tradicional.
- En el corto plazo, el UVA aparece como opción defensiva frente a inflación y dólar.
Luego de varias semanas marcadas por rendimientos deprimidos, el plazo fijo tradicional comenzó a mostrar señales de una tímida recuperación. El movimiento responde a una suba gradual de las tasas que pagan los bancos por los depósitos en pesos, en un contexto de reacomodamiento financiero posterior al proceso electoral y con la inflación todavía como principal variable de referencia para los ahorristas.
Antes de las elecciones, las tasas nominales anuales (TNA) de los plazos fijos habían llegado a ubicarse cerca del 50%. Sin embargo, el escenario cambió de manera abrupta en las semanas posteriores, cuando los rendimientos se desplomaron hasta niveles cercanos al 21%. Esa baja erosionó el atractivo del instrumento y aceleró la salida de depósitos hacia otras alternativas. En los últimos días, algunas entidades comenzaron a corregir esa dinámica: uno de los bancos con mayor base de clientes elevó su tasa hasta el 24,5%, lo que marca una mejora frente a los mínimos recientes.
Pese a ese ajuste, el rendimiento del plazo fijo tradicional sigue siendo insuficiente para ganarle a la inflación. Incluso con la suba, la tasa continúa en terreno real negativo, con una pérdida estimada de medio punto porcentual frente al aumento de precios. En el resto del sistema financiero, entidades como Banco Bica, CMF, Bancor, Banco del Sol, Mariva y Meridian ofrecen tasas que oscilan entre el 27% y el 28% TNA. Si bien esos niveles se acercan más al ritmo inflacionario, todavía no logran compensarlo plenamente.
Este contexto ayuda a explicar la contracción en el stock de plazos fijos tradicionales. De acuerdo con datos del Banco Central, el volumen total se redujo en aproximadamente $1,7 billones en menos de un mes: pasó de $52,8 billones el 20 de noviembre a $51,1 billones el 17 de diciembre. La caída refleja tanto la pérdida de atractivo del instrumento como la búsqueda de alternativas que ofrezcan mayor cobertura frente a la inflación.
En contrapartida, los plazos fijos UVA, que ajustan por el índice de precios y tienen un plazo mínimo de 90 días, comenzaron a ganar terreno. En el mismo período en el que retrocedieron los depósitos tradicionales, los UVA crecieron de $183.000 millones a $247.000 millones. El repunte inflacionario de los últimos meses funcionó como un incentivo para este tipo de colocaciones, que ofrecen una protección más directa frente a la suba de precios, aunque a costa de una menor liquidez.
Al proyectar el escenario hacia adelante, las expectativas de inflación abren una ventana de oportunidad para el plazo fijo tradicional. Según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), los analistas prevén una inflación del 1,9% en enero, del 1,7% en febrero y del 1,8% en marzo. De concretarse ese sendero descendente, las tasas actuales podrían comenzar a ofrecer rendimientos reales positivos, aunque en una primera etapa los plazos fijos UVA seguirían siendo los principales beneficiados.
El análisis se completa al comparar estas alternativas con la evolución del dólar. En el balance de 2025, el plazo fijo UVA mostró un desempeño sólido, con una ganancia del 5,5% medida en dólares y del 2,9% en términos reales. Quienes optaron por el dólar oficial, en cambio, lograron una mejora del 7,8% real y del 10,5% en dólares. De cara a los próximos meses, se espera cierta presión alcista inicial sobre el tipo de cambio tras el cambio de esquema cambiario, seguida por una posible estabilización asociada al aumento de la oferta de divisas de la cosecha gruesa.
En ese marco, el plazo fijo UVA aparece como una alternativa defensiva para el arranque del año, mientras que el plazo fijo tradicional podría recuperar protagonismo más adelante si se consolida la desaceleración inflacionaria y las tasas continúan ajustándose al alza.


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