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Cristina, Milei y vos

OPINIÓN 29/04/2023 Natalia Volosin*
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Mucha clase magistral, mucha clase magistral, pero Cristina habló una hora y media y nadie entendió nada. No se sabe si va a ser candidata o no. No se sabe cuándo fue que “calvo” dejó de ser un adjetivo calificativo para convertirse vaya una a saber en qué otra cosa. No se sabe por qué las ratas voladoras a las que hemos dado en llamar “palomas”, conocidas justamente por ser bichos inmundamente colectivos, de pronto decidieron andar separadas y no se juntan ni para disputarse las migas de pan de mi abuela.

En fin, ni siquiera se sabe cuánto duran los videos de TikTok. Cuando la vice dijo 20 minutos yo me puse meta chat con mis amigas a escenificar algo copado para el finde hasta que apareció el chiquito de ocho en plan no te vistas que no vas a decirme que el límite es 10 y que si algo garpa en esa red es aquello de lo bueno y breve dos veces bueno. Bueno. Ortivas.

En lo único que coinciden todos los analistas es en que la líder del Frente de Todos (FdT) decidió subir al ring a Javier Milei. Yo no quiero distraerlos con minucias, pero me parece que esto no es del todo correcto. En rigor, si las encuestas que se vienen difundiendo no mienten (lo que, por cierto, sería una verdadera novedad), el “pelífero de ojitos claros” ya está en el ring hace rato, con lo que la movida de Cristina buscaría, en todo caso, subir a su propio espacio, aunque sea para que le llenen la cara de dedos.

Pero, bueno, la única lucha que se pierde es la que se abandona, che. O no, dicen algunos: si el FdT llega a un ballotage contra Milei, el factor miedo podría favorecer al kirchnerismo. Mmmmm, no lo sé, Rick. Es cierto que algunas personas ven el supuesto crecimiento electoral del libertario y piensan en la Alemania del 33 (emoticón de manito levantada). Cualquier cosa antes que Milei. Traigan las urnas. Pero no todo es tan lineal.

Primero, hay que ver si el kirchnerismo logra pasar la general. Dudoso. Segundo, hay que ver adónde van los votos de Juntos por el Cambio (JxC) si se queda afuera del ballotage. Los de Patricia Bullrich podemos imaginar que al “pelífero” como por un tubo, pero ¿y el resto? Tercero, el antikirchnerismo emocional, la enormidad de la crisis económica que dejará el gobierno de Alberto Fernández y la limpieza de cutis que se le hizo a la derecha más rancia de la Argentina en los últimos años podrían llevar incluso a autopercibidos socialdemócratas a votar a Milei antes que a cualquier candidato K (ni hablar si juega la propia Cristina).

¿Qué limpieza de cutis? La que habilitó el radicalismo cuando miró para otro lado mientras sus socios políticos discutían la cifra de desaparecidos. La que subestimó a Milei cuando propuso vender órganos y niños (“nah, trancu, es un loquito, no pasa nada”). La que llevó a Elisa Carrió del socialismo de Alfredo Bravo y la Alternativa por una República de Iguales a estar, 20 años después, dándole la bienvenida al diputado José Luis Espert, que propone “meterles bala a los delincuentes”.

En fin. La limpieza de cutis que le hicieron a Milei quienes siguieron dándole horas y horas de aire en radio y televisión a pesar de su violencia declarada, en especial hacia las mujeres (y que, claro, ya había inaugurado años antes, también sin tapujos ni consecuencias, el diputado del PRO Fernando Iglesias). Porque, ojo, el muchacho de ojitos claros edificó sobre un terreno que ya estaba preparado.

La eliminación del otro se convirtió en una idea aceptable, o al menos pronunciable en público, mucho antes. Ahora es la casta, pero antes fue el peronismo (o el kirchnerismo) y, un poco más atrás, la violencia algo más sutil de un Gobierno que rompía tapas de diario en conferencias de prensa y que bancó la hoguera de Hebe de Bonafini a tres periodistas molestos en Plaza de Mayo. El problema nunca fue el peronismo, estúpido. El problema siempre fueron los estúpidos.

Y los vivos, claro. Porque acá nadie se ha privado de nada. Ni los más progres le hicieron asco al rating que les regaló Milei ni hubo fuerza política que no lo inflara, según dicen, incluso materialmente, creyendo que lo iba a poder usar para rascarle votos a la contra, ya sea interna (Larreta a Bullrich) o externa (FdT a JxC). A todos ellos, a todas ellas, me encantaría poder decirles “ahora se joden”. Pero la verdad es que nos jodemos nosotros.

Porque con su negligencia, su corrupción, su hipocresía y su intolerancia nos dejan, 40 años después de la recuperación democrática, en pelotas haciendo dedo a la vera de un camino de tierra por el que vienen los muertos vivos, los sospechosos de siempre y, a 200 km/h, un loquito que grita “zurdos de mierda, hijos de puta, los voy a aplastar” mientras una periodista le pregunta si la dolarización no va a terminar de romper todo, a lo que él responde “burra, descerebrada, no sabés un carajo” ante el aplauso frenético de una turba hambrienta cargando antorchas y frustraciones y de un grupúsculo de adolescentes llenos de granos que creen que Santi Maratea is the new Robin Hood y que el fascismo es cool.

 

 

* Para www.infobae.com

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