


Alerta en el mercado: el Gobierno enfrenta dificultades para renovar deuda en pesos y presiones cambiarias
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- El Tesoro no logró renovar toda su deuda en pesos: solo alcanzó un rollover del 60%, con un déficit neto de casi $4 billones.
- La falta de liquidez por factores estacionales (aguinaldos, impuestos) afectó la demanda de deuda; el Gobierno debió ofrecer tasas más altas.
- El dólar futuro subió a $1.350; el BCRA no interviene porque el tipo de cambio no llega al piso de la banda.
- El BONTE 2030 permitió captar u$s1.000 millones sin tocar el mercado oficial, aunque con tasas elevadas (TNA 29,5%).
- La liquidación anticipada del agro y préstamos en dólares aumentaron la oferta de divisas.
- Aun así, cumplir con el FMI será difícil sin intervención en el MULC; el Gobierno apunta a reducir riesgo país y sostener expectativas positivas.
El resultado de la última licitación de deuda en pesos encendió las alarmas en el mercado financiero: con un rollover inferior al 60%, el Tesoro no logró renovar la totalidad de sus vencimientos, lo que generó un déficit neto de casi $4 billones. Pese a un mejor desempeño en la primera subasta del mes, el promedio de renovación apenas alcanzó una ratio de 0,8x, reflejo de un mercado que empieza a mostrar señales de fatiga.
La escasez de pesos, profundizada por factores estacionales como el pago de aguinaldos y obligaciones impositivas, golpeó la demanda por instrumentos del Tesoro. Los rescates masivos en Fondos Comunes de Inversión —especialmente en los de renta fija de corto plazo— evidencian esta tensión de liquidez. En consecuencia, el Gobierno debió convalidar tasas más altas, lo que empinó la curva de rendimientos y generó incertidumbre sobre la sostenibilidad del financiamiento en moneda local.
Dólar presionado y estrategia indirecta para sumar reservas
En paralelo, los tipos de cambio alternativos mostraron una tendencia alcista. El futuro de diciembre se ubica en torno a $1.350, revirtiendo la caída observada a principios de mes. Analistas de Ecolatina señalaron que el BCRA no logró intervenir para estabilizar la cotización, ya que el dólar nunca alcanzó el piso de la banda, condición necesaria para sus compras en el mercado oficial.
Ante esta limitación, el Gobierno exploró vías alternativas para hacerse de divisas. Una de ellas fue la emisión del BONTE 2030, un bono en pesos suscribible en dólares destinado a inversores extranjeros. La colocación fue exitosa: se adjudicaron u$s1.000 millones con ofertas por casi u$s1.700 millones. No obstante, el interés implicó una tasa más alta de lo esperado (TNA 29,5%), lo que expone el riesgo país y la incertidumbre macroeconómica.
BONTE 2030: puente al financiamiento sin tocar el MULC
El bono permitió sumar dólares sin intervención directa del BCRA en el mercado cambiario. Según Portfolio Personal Inversiones, implicó una expansión monetaria de $1,15 billones a un tipo de cambio implícito de $1.148. Aunque no se tocó el MULC, la operación impactó en las cotizaciones spot y en futuros, generando una señal clara sobre el rango de valores que el mercado interpreta como aceptables.
El ingreso de divisas también se potenció por una fuerte liquidación agroexportadora anticipada ante la suba de retenciones a partir del 1° de julio. A esto se sumaron préstamos financieros en dólares de empresas, que deben liquidarse en el mercado oficial, lo que incrementó el flujo de oferta.
Reservas, FMI y riesgo país: el otro frente
Aunque estas operaciones fortalecen las reservas del BCRA, cumplir la meta con el FMI sigue siendo difícil si no hay intervención directa en el mercado. Pero para el Gobierno, el objetivo va más allá: busca reducir el riesgo país, enviar señales de solvencia y allanar el camino para nuevas emisiones.
La clave, señalan desde Ecolatina, será sostener el sendero de desinflación, la estabilidad cambiaria y la coherencia fiscal. También advierten que la participación extranjera en deuda local aún es baja, y sostenerla dependerá de mantener expectativas positivas.
En un escenario que combina tensiones financieras, cautela inversora y ruido político, el Gobierno apuesta a una ingeniería financiera que le permita transitar la segunda mitad del año sin alterar el régimen cambiario, pero con la mirada puesta en las reservas, el dólar y el termómetro electoral.



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