La Economía argentina enfrenta nueva etapa de volatilidad tras eliminación de LEFI

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • La eliminación de las Letras de Liquidez (LEFI) generó una fuerte expansión monetaria abrupta que desbordó al sistema financiero y derrumbó las tasas de interés.
  • La liquidación récord del agro inyectó dólares, pero no frenó la presión alcista sobre el tipo de cambio.
  • El fin del cepo corporativo creó un desequilibrio entre oferta de dólares y demanda de pesos, aumentando la inestabilidad cambiaria.
  • El Gobierno respondió con medidas para absorber liquidez y subir tasas, aunque a un costo elevado y con señales financieras contradictorias.
  • El Banco Central cuenta con nuevos instrumentos para controlar la liquidez, pero enfrenta limitaciones regulatorias que dificultan su efectividad.
  • La presión inflacionaria y cambiaria sigue latente, con riesgo alto de nuevas crisis si no hay coordinación entre Tesoro y BCRA.
  • El posible traslado del aumento del dólar a la inflación es clave; si sucede, podría obligar a subir tasas y generar más volatilidad.
  • En síntesis, la eliminación de las LEFI marcó el inicio de una etapa compleja que requiere coordinación política y herramientas adecuadas para mantener estabilidad.

La economía argentina entró en una fase de alta volatilidad financiera tras la eliminación de las Letras de Liquidez (LEFI), el instrumento que hasta hace poco anclaba los excedentes de pesos en los bancos. La operación del Banco Central (BCRA) de absorber $15,5 billones en LEFI en una sola jornada generó una expansión monetaria abrupta, con la base monetaria aumentando de $33 a $43 billones, lo que desbordó al sistema financiero y derrumbó las tasas de interés.

Esta emisión masiva de pesos coincidió con una liquidación récord del sector agroexportador que inyectó dólares al mercado, pero sin lograr frenar la presión al alza sobre el tipo de cambio. Los analistas advierten que el fin práctico del cepo corporativo creó un desequilibrio donde la oferta de dólares ya no se contrarresta naturalmente con la demanda de pesos, alimentando la inestabilidad cambiaria.

Para contener la crisis, el Gobierno implementó medidas de absorción de liquidez y elevó las tasas de interés mediante licitaciones y pases pasivos, aunque a un costo alto para el Tesoro, que tuvo que aceptar rendimientos superiores a los del mercado secundario. Estas señales contradictorias generaron dudas sobre la coherencia del programa financiero oficial.

De cara al futuro, el BCRA cuenta con nuevos instrumentos para absorber pesos, pero enfrenta limitaciones normativas que dificultan la demanda de estos títulos por parte de los bancos, lo que reduce su efectividad. La entrada de dólares del agro se mantendría, pero la presión inflacionaria y cambiaria persiste, con un riesgo elevado de nuevas crisis si no se logra una coordinación sólida entre el Tesoro y la autoridad monetaria.

Un aspecto clave es el posible traslado del aumento del dólar al índice de precios al consumidor (IPC). Hasta ahora, la suba cambiaria no impactó de forma inmediata en la inflación, lo que podría dar margen para acumular reservas. Sin embargo, ese equilibrio es frágil y, de perderse, obligaría a subir las tasas de interés y podría reavivar la volatilidad.

En resumen, la eliminación de las LEFI abrió una compleja etapa financiera donde la coordinación política y la aplicación de herramientas adecuadas serán determinantes para evitar una nueva escalada cambiaria y mantener la estabilidad macroeconómica.

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