Unidos desunidos

NUEVA CONSTITUCIÓN DE SANTA FE Jorge Levin

JORGE LEVINPor Jorge Levin

Resumen en frases clave

  • Socios del frente gobernante de Santa Fe muestran sonrisas, pero carecen de unidad en la reforma.
  • Diferencias ideológicas en áreas como previsión social, sistema judicial y participación ciudadana.
  • La coalición "Unidos para Cambiar Santa Fe" no ha consensuado un proyecto de reforma sólido.
  • Discordia significativa sobre la Caja de Jubilaciones: el PS defiende su intransferibilidad, mientras que la UCR y el PRO proponen flexibilización.
  • Consenso en ampliar la Corte Suprema, pero desacuerdos sobre la designación de jueces y creación de un Consejo de la Magistratura.
  • La UCR incluye cláusulas de reelección que benefician a su gobernador, lo que revela tensiones internas.
  • El PS aboga por una participación ciudadana más activa, en contraste con UCR y PRO.
  • En derechos nuevos, el PS propone derechos ambientales que chocan con la visión restrictiva del PRO.
  • A pesar de ciertas coincidencias, cada partido enfatiza diferentes aspectos, evidenciando una unidad más aparente que real.
  • La fragmentación parece ser un destino inevitable en medio de crecientes tensiones.

A pesar de las sonrisas que muestran en las fotos, los socios del frente gobernante de Santa Fe parecen incapaces de unificar posturas en los temas cruciales de la reforma. Cada partido ha presentado su propio proyecto, revelando profundas diferencias ideológicas en áreas fundamentales como la previsión social, el sistema judicial y la participación ciudadana. Este pacto de unidad se encuentra en un estado de tensión que no puede ser ignorado.
Desde el inicio de los trabajos de la Convención Constituyente, los 33 convencionales de Unidos para Cambiar Santa Fe han intentado proyectar una imagen de cohesión. Sin embargo, la realidad es que esta coalición, que incluye a la UCR, el PRO, el Partido Socialista y otras fuerzas menores, no ha logrado consensuar un solo proyecto de reforma. En lugar de eso, se ha convertido en un mosaico de iniciativas que reflejan las diversas agendas de cada partido.
Uno de los principales puntos de discordia es el tema de la Caja de Jubilaciones. El Partido Socialista aboga por la intransferibilidad de la misma, considerándola una cuestión de principios, mientras que la UCR prefiere evitar ese término, dejando la puerta abierta a futuras modificaciones si la situación fiscal lo exige. Por su parte, el PRO se opone a establecer cláusulas rígidas y se centra en la sustentabilidad del sistema. Este desacuerdo ha generado tempestades internas y es un claro indicativo de que la unidad es más bien una ilusión.
En cuanto al poder judicial, aunque todos los partidos están de acuerdo en ampliar la Corte Suprema a siete miembros, las diferencias emergen cuando se habla de la designación de jueces. El Partido Socialista se opone a la creación de un Consejo de la Magistratura, prefiriendo un sistema de selección de fiscales basado en concursos abiertos. Esta discrepancia sobre cómo se debe controlar el sistema judicial plantea preguntas fundamentales sobre quién realmente debe tener el poder en este ámbito.
El tema de la reelección es otro campo de batalla. A pesar de que todos los sectores están de acuerdo en permitir una reelección consecutiva, la UCR ha incluido cláusulas que beneficiarían directamente a su actual gobernador. Este tipo de matices revela no solo las tensiones internas, sino también una falta de sinceridad sobre las verdaderas intenciones de cada partido.
En el ámbito de la participación ciudadana, el Partido Socialista ha presentado propuestas mucho más ambiciosas, como un referéndum vinculante y mecanismos de revocatoria de mandato, mientras que la UCR y el PRO se conforman con un modelo que carece de carácter obligatorio. Esto pone de manifiesto la disparidad entre un enfoque que busca empoderar al ciudadano y otro que parece actuar desde el miedo a perder el control.
El panorama se complica aún más en la discusión sobre nuevos derechos, donde el ámbito progresista del PS colisiona con la visión restrictiva del PRO. La introducción de derechos ambientales y de cuidado se pone en riesgo cuando ciertas fuerzas políticas intentan limitar las regulaciones en nombre de la “ética periodística”.
Todo esto se conjuga en un contexto donde las coincidencias parecen escasas. Aunque la UCR y el PS coinciden en varios puntos, cada uno enfatiza distintos aspectos de seguridad y responsabilidad fiscal, lo que lleva a la conclusión de que la unidad que pretende exhibir Unidos para Cambiar Santa Fe es, en esencia, un espejismo que se desvanecerá a medida que se acerque el momento de tomar decisiones críticas. 
El dilema que enfrentan es claro: ¿puede esta coalición mantenerse unida ante reformas que, para muchos de sus integrantes, son contradictorias? Con una Convención que apenas comienza, la tensión ya se siente palpable en cada discusión. Si bien intentan mantener un frente común, las grietas son evidentes y, al final, la verdadera pregunta es si la unidad en la diversidad puede convertirse en un simple ejercicio retórico. A este paso, la fragmentación parece ser el destino inevitable.

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