La city eleva sus alertas por la inflación, pero proyecta un rebote más firme de la economía

ECONOMÍA Agencia de Noticias del Interior
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  • El REM elevó su proyección de inflación de noviembre a 2,3%, presionado por subas de alimentos.
  • Para 2025, las consultoras prevén una inflación acumulada del 30,4%.
  • La actividad económica tendría un crecimiento del 4,4% el próximo año, tras revisiones del INDEC.
  • El dólar avanzaría por debajo de la inflación: $1.720 para diciembre de 2026.
  • Las tasas de interés caerían al 20,9% hacia fines de 2025.
  • Mejora la expectativa de superávit comercial, pero se deteriora levemente la fiscal.

El nuevo Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) difundido por el Banco Central volvió a exponer la dualidad que atraviesa hoy la economía argentina: mientras las consultoras empeoran sus pronósticos de inflación para los próximos meses, al mismo tiempo revisan al alza las proyecciones de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI). El informe, elaborado entre el 26 y el 28 de noviembre, recogió las visiones de 46 entidades financieras, centros de investigación y estudios privados, y muestra un escenario mixto en el que conviven presiones inflacionarias persistentes con señales de actividad más robustas de lo que se creía.

Según el consenso del mercado, la inflación de noviembre habría trepado al 2,3%, es decir, 0,4 puntos porcentuales por encima de lo anticipado un mes atrás. El dato se inscribe en un contexto de aceleración de los precios de los alimentos, un rubro que volvió a protagonizar subas por encima del promedio general. En particular, la carne continúa siendo uno de los principales factores de tensión: la consultora EcoGo reportó un incremento del 5,8% para noviembre, y la mayoría de los participantes del REM considera que esa dinámica se repetirá en diciembre.

La consecuencia directa de estas revisiones es un aumento en las proyecciones del Índice de Precios al Consumidor para cuatro de los próximos cinco meses. Para todo 2025, las consultoras anticipan ahora una inflación acumulada del 30,4%, es decir, 0,8 puntos por encima del cálculo de octubre. Sin embargo, mantienen la expectativa de una desaceleración más marcada hacia 2026, año para el cual proyectan una suba del 19,6%.

En paralelo, y en contraste con la tensión inflacionaria, las expectativas sobre la actividad económica mejoraron de manera relevante. Para el último trimestre de 2024 —uno de los focos analizados por el informe—, el mercado espera ahora un crecimiento del 0,5%, cuando hace apenas un mes estimaba una caída del 0,5%. De cumplirse esta abrupta corrección, el PBI avanzaría 4,4% en 2025, por encima del 3,9% proyectado previamente.

Esta revisión positiva no es casual: llega inmediatamente después del ajuste metodológico realizado por el INDEC sobre la serie desestacionalizada del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE). El organismo corrigió siete de los ocho datos previos a septiembre y, como resultado, el segundo trimestre del año dejó de mostrar una baja y pasó a reflejar un leve incremento. Esto permitió evitar la recesión técnica que daban por hecho múltiples consultoras privadas. Desde el INDEC explicaron que este tipo de ajustes forma parte de la práctica habitual y responde fundamentalmente al desempeño del sector de intermediación financiera, cuyo aporte se vio potenciado por las elevadas tasas activas vigentes durante ese período.

Otro de los elementos analizados por el REM fue la evolución esperada del tipo de cambio. En este punto, la visión predominante es que el dólar avanzará por debajo de la inflación. El mercado proyecta un tipo de cambio de $1.473 para fines de este año y de $1.720 para diciembre de 2026, lo que implicaría una suba acumulada de apenas 16,8% en los próximos dos años. La expectativa oficialista de una “desinflación sin sobresaltos cambiarios” parece, al menos por ahora, acompañada por la visión de la city.

Respecto de las tasas de interés, las consultoras anticipan que el rendimiento nominal anual de los plazos fijos mayoristas será del 32% a fin de diciembre. Sin embargo, proyectan una trayectoria descendente para 2025, con un nivel cercano al 20,9% hacia diciembre del año próximo. Esta tendencia reforzaría la expectativa de un escenario financiero más distendido.

Finalmente, el REM exhibió perspectivas dispares en materia fiscal y comercial. Mientras el mercado cree que en 2025 el superávit comercial será mayor al estimado un mes atrás, observa una ligera desmejora en las expectativas sobre el superávit fiscal, posiblemente asociada a la licuación del gasto que pierde intensidad y a la recomposición parcial de partidas sensibles. En tanto, no hubo variaciones en la proyección de la tasa de desempleo.

En conjunto, el informe traza un panorama donde persiste la fragilidad inflacionaria, pero con un nivel de actividad que sorprende por su resiliencia. La economía encara el próximo año entre señales encontradas, en un equilibrio delicado cuyo rumbo final dependerá de la capacidad del Gobierno para modular tensiones y consolidar expectativas.

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