


Píparo vuelve a escena: designación en el Banco Nación y reordenamiento en la cúpula financiera
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
- La designación de Carolina Píparo fue oficializada por decreto y su mandato se extenderá hasta 2028.
- El recambio se produjo tras la renuncia de Rodolfo Carvajal, efectiva desde el 10 de diciembre.
- Darío Wasserman fue nombrado nuevo presidente del Banco Nación tras dejar la vicepresidencia.
- Daniel Tillard dejó la presidencia de la entidad, con agradecimiento formal del Poder Ejecutivo.
- El movimiento refleja una recomposición del vínculo político entre Píparo y Javier Milei.
- Los cambios se inscriben en una reconfiguración más amplia de la conducción del banco estatal.
La designación de Carolina Píparo como nueva directora del Banco de la Nación Argentina formalizó un movimiento de relevancia política y administrativa dentro de una de las entidades clave del sistema financiero público. La decisión fue oficializada mediante el decreto 907/2025, publicado en el Boletín Oficial, y establece que la exdiputada asumió el cargo a partir del 11 de diciembre, con mandato hasta el 1° de enero de 2028, completando así el período previsto por la Carta Orgánica del banco.
La medida fue firmada por el presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, el pasado 22 de diciembre, y se inscribe en una serie de cambios que el Poder Ejecutivo viene impulsando en la conducción del Banco Nación. Píparo reemplaza a Rodolfo Carvajal, cuya renuncia fue aceptada con efecto desde el 10 de diciembre, en un contexto de reconfiguración interna que busca alinear la gestión de la entidad con los lineamientos del actual Gobierno.
La llegada de Píparo no fue el único movimiento dispuesto en la estructura directiva. En paralelo, mediante el decreto 903/2025, el Ejecutivo aceptó la renuncia de Daniel Tillard como presidente del Banco Nación y la del vicepresidente Darío Wasserman. En el mismo acto administrativo, Wasserman fue designado como nuevo titular de la entidad, luego de que se formalizara su salida del cargo anterior. De esta manera, quedó redefinida la conducción del principal banco público del país.
Tanto Tillard como Wasserman habían sido designados durante la gestión gubernamental anterior. En ambos casos, el decreto incluyó un agradecimiento explícito del Poder Ejecutivo por los servicios prestados, un gesto habitual en este tipo de recambios institucionales, aunque no exento de lectura política en un escenario de transición y reordenamiento de poder dentro de organismos estratégicos.
Más allá del plano estrictamente administrativo, la designación de Píparo tiene una fuerte carga política. Su regreso a un rol central dentro del Estado es interpretado como una señal de recomposición del vínculo con el presidente Milei, luego de meses de distanciamiento. A mediados de 2024, la dirigente había roto con el bloque de La Libertad Avanza tras una serie de disputas internas que derivaron en su marginación del esquema electoral del espacio libertario.
En aquel momento, la salida de Píparo del armado político fue leída como una fractura relevante dentro del oficialismo, especialmente por su exposición pública y su peso electoral en la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, con el correr de los meses, la exdiputada retomó el diálogo con la conducción nacional y volvió a acercarse al espacio, aunque sin un rol protagónico ni presencia activa en la primera línea política.
La designación en el Banco Nación parece marcar un nuevo capítulo en esa relación. Si bien se trata de un cargo técnico dentro del directorio, el peso institucional de la entidad y su rol en el financiamiento de la economía real convierten a la función en un lugar de alta visibilidad y relevancia estratégica. En ese sentido, el movimiento puede leerse tanto como un gesto de reconciliación política como una apuesta del Gobierno a reforzar su control sobre áreas sensibles del aparato estatal.
En un contexto de ajuste fiscal, redefinición del rol de los bancos públicos y debate sobre el futuro del sistema financiero estatal, los cambios en el Banco Nación no pasan desapercibidos. La incorporación de Píparo y el ascenso de Wasserman a la presidencia configuran una nueva etapa para la entidad, atravesada por la necesidad de mostrar orden interno, alineamiento político y capacidad de gestión en un escenario económico desafiante.





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