Al menos 80 personas murieron y más de 200 resultaron heridas en un ataque suicida perpetrado por el grupo extremista Estado Islámico (EI) durante una manifestación de la minoría étnica hazara en Kabul, informaron fuentes de seguridad.
El ministerio del Interior afgano aseguró que "de acuerdo con la información inicial, tres suicidas con bombas cometieron el ataque. Uno detonó su chaleco explosivo, el segundo falló en su intento de explotarlo y el tercero fue abatido por las fuerzas de seguridad afganas".
Más temprano el presidente afgano, Ashraf Gani, había comunicado que entre los fallecidos y heridos había un número importante de "miembros de las fuerzas de seguridad y defensa", sin aportar más detalles.
"Celebrar protestas es el derecho de cada ciudadano de Afganistán y el Gobierno pone todos sus esfuerzos en proporcionar la seguridad, pero los terroristas entraron entre los manifestantes y llevaron a acabo las explosiones", indicó en la nota.
Fuentes de seguridad precisaron que el ataque se produjo en la zona de Dehmazang de la capital afgana.
El EI, a través de la agencia Amaq vinculada al grupo yihadista, reivindicó el ataque suicida y aseguró que se trató de "dos combatientes" que detonaron sus cinturones con explosivos en una "concentración de chiitas en la zona de Dehmazang en Kabul".
La reivindicación de esta formación se produjo después de que los talibanes negaran cualquier implicación en el atentado.
Zabaiullah Mujahid, uno de los portavoces de los talibanes, condenó a través de su cuenta oficial en Twitter "cualquier ataque que cause división y discriminación entre la gente y la religión. Es algo que beneficia al enemigo".
El atentado tuvo lugar durante una manifestación de miles de afganos, la mayoría hazaras, que discurría entre fuertes medidas de seguridad en protesta por un proyecto eléctrico del gobierno que excluye a una provincia de esta minoría, de la rama islámica chiita.
Las autoridades habían cercado el recorrido con la colocación de grandes contenedores y la marcha se había dirigido al palacio presencial, aunque el dispositivo de seguridad impidió el paso sin que se produjeran incidentes.
Según fuentes oficiales citadas por el canal de televisión afgano Tolo, el ataque tuvo lugar hacía las 14.30 (7 de Argentina) cuando los manifestantes se reagrupaban en la zona de Dehmazang y fueron tres los atacantes, aunque solo uno logró detonar los explosivos que llevaba.
Además del presidente Gani, organizaciones como Amnistía Internacional ha condenado esta acción.
La comunidad hazara de Afganistán, un país predominante sunnita en el que los chiitas conforman el 9 % de la población, ha sido objeto de diversos secuestros en grupo y asesinatos sectarios por parte de los talibanes y otros grupos insurgentes en los últimos dos años.
Atentado en Afganistan
El ministerio del Interior afgano aseguró que "de acuerdo con la información inicial, tres suicidas con bombas cometieron el ataque. Uno detonó su chaleco explosivo, el segundo falló en su intento de explotarlo y el tercero fue abatido por las fuerzas de seguridad afganas".
Más temprano el presidente afgano, Ashraf Gani, había comunicado que entre los fallecidos y heridos había un número importante de "miembros de las fuerzas de seguridad y defensa", sin aportar más detalles.
"Celebrar protestas es el derecho de cada ciudadano de Afganistán y el Gobierno pone todos sus esfuerzos en proporcionar la seguridad, pero los terroristas entraron entre los manifestantes y llevaron a acabo las explosiones", indicó en la nota.
Fuentes de seguridad precisaron que el ataque se produjo en la zona de Dehmazang de la capital afgana.
El EI, a través de la agencia Amaq vinculada al grupo yihadista, reivindicó el ataque suicida y aseguró que se trató de "dos combatientes" que detonaron sus cinturones con explosivos en una "concentración de chiitas en la zona de Dehmazang en Kabul".
La reivindicación de esta formación se produjo después de que los talibanes negaran cualquier implicación en el atentado.
Zabaiullah Mujahid, uno de los portavoces de los talibanes, condenó a través de su cuenta oficial en Twitter "cualquier ataque que cause división y discriminación entre la gente y la religión. Es algo que beneficia al enemigo".
El atentado tuvo lugar durante una manifestación de miles de afganos, la mayoría hazaras, que discurría entre fuertes medidas de seguridad en protesta por un proyecto eléctrico del gobierno que excluye a una provincia de esta minoría, de la rama islámica chiita.
Las autoridades habían cercado el recorrido con la colocación de grandes contenedores y la marcha se había dirigido al palacio presencial, aunque el dispositivo de seguridad impidió el paso sin que se produjeran incidentes.
Según fuentes oficiales citadas por el canal de televisión afgano Tolo, el ataque tuvo lugar hacía las 14.30 (7 de Argentina) cuando los manifestantes se reagrupaban en la zona de Dehmazang y fueron tres los atacantes, aunque solo uno logró detonar los explosivos que llevaba.
Además del presidente Gani, organizaciones como Amnistía Internacional ha condenado esta acción.
La comunidad hazara de Afganistán, un país predominante sunnita en el que los chiitas conforman el 9 % de la población, ha sido objeto de diversos secuestros en grupo y asesinatos sectarios por parte de los talibanes y otros grupos insurgentes en los últimos dos años.