



Cada 28 de julio se conmemora el Día Mundial de Lucha contra la hepatitis, una enfermedad viral que puede afectar silenciosamente el hígado durante años. En la Argentina, miles de personas la tienen y no lo saben.
Durante años, muchas personas conviven con hepatitis sin notarlo. Se sienten sanas, no presentan síntomas visibles, y sin embargo su hígado sufre un daño progresivo. Las hepatitis virales B y C son las más comunes en nuestro país y se estima que unas 500.000 personas las padecen sin haber sido diagnosticadas.
Los síntomas pueden no aparecer durante años
La hepatitis es una inflamación del hígado causada por virus que dañan sus células. Aunque hay cinco tipos principales (A, B, C, D y E), las más preocupantes son las formas crónicas, especialmente B y C, ya que pueden pasar desapercibidas durante años.
En el Día Mundial de Lucha contra la hepatitis, los especialistas insisten en la importancia de los controles. Un análisis de sangre simple y accesible puede hacer la diferencia entre vivir con una enfermedad sin saberlo o iniciar un tratamiento efectivo a tiempo.
“Muchas personas tienen hepatitis y no lo saben. Es una enfermedad silenciosa, sobre todo en las formas crónicas, por eso el testeo es fundamental”, explica el Dr. Ricardo Papagni, jefe de la Sección Hepatología y del Comité de Trasplante Hepático del Hospital Británico de Buenos Aires.
En casos agudos, los síntomas más comunes son:
Coloración amarilla en piel y ojos (ictericia).
Orina oscura.
Materia fecal clara.
Fiebre, fatiga o náuseas.
Pero muchas veces no hay síntomas evidentes y el daño avanza lentamente. El resultado, si no se trata, puede ser grave: cirrosis, insuficiencia hepática o incluso cáncer de hígado.
“La hepatitis crónica puede progresar hacia una cirrosis o incluso un cáncer de hígado si no se trata a tiempo. El trasplante hepático es el último recurso en casos muy avanzados”, agrega el Dr. Papagni.
Qué pasa si el test da positivo
Un análisis de sangre es la única manera de confirmar si una persona tiene hepatitis viral. Si el resultado es negativo, se recomienda:
Aplicarse las vacunas contra hepatitis A y B (obligatorias en el calendario nacional).
Repetir el testeo si hay factores de riesgo.
Si da positivo:
La hepatitis C tiene cura con tratamientos antivirales modernos que eliminan el virus en casi todos los casos.
La hepatitis B no se cura, pero puede controlarse con medicación y seguimiento clínico, evitando complicaciones.
“Hoy contamos con tratamientos muy efectivos. Pero el primer paso es el diagnóstico, que solo se logra con testeo”, remarcan desde la hepatología del Hospital Británico.
Además, ante un diagnóstico positivo se evalúa al paciente en forma integral: función hepática, antecedentes familiares, y controles del sistema inmunológico para personalizar el tratamiento.
La prevención sigue siendo la mejor herramienta
Las medidas más importantes para prevenir las hepatitis virales incluyen:
Vacunación contra hepatitis A y B.
Uso de preservativo para evitar contagio sexual.
Evitar compartir elementos cortopunzantes como agujas, máquinas de afeitar o cepillos de dientes.
Higiene en la preparación de alimentos y acceso a agua potable segura.
La concientización es clave. Aunque las vacunas, los tratamientos y los análisis existen, el verdadero desafío es que más personas se testeen a tiempo y accedan al sistema de salud.
Fuente: TN






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