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Sergio Massa & el Fondo: urgencias y peligros de un amor desesperado

ECONOMÍA 26/04/2023 Agencia de Noticias del Interior Agencia de Noticias del Interior

La trayectoria de los tipos de cambio paralelos ya mete miedo –incluso al gobierno del eterno candor– y el abrazo de oso del Fondo Monetario Internacional (FMI) parece la última tabla de salvación para una administración a la deriva que tiene a Sergio Massa al timón, pero ¿salvación respecto de qué mal? Donald Trump convenció en 2018 a Mauricio Macri de que el organismo le construiría un enorme "puente" de dólares –¿te suena?– para ganar los comicios del año siguiente, pero sabemos –de entrada lo supimos– que esa sería su tumba política. La salvación, entonces, se limita a terminar un cuatrienio en tiempo y forma.

Mientras arden los muebles, no se sabe si causa ternura o irritación observar a las principales referencias del Frente de Todos devanarse los sesos sobre la interna y las candidaturas. ¿Bastará el "clamor" por Cristina Fernández de Kirchner –uno que, en el mejor de los casos, apenas va más allá de la militancia– para convencerla de competir? ¿Será Massa un sorprendente postulante "de consenso", extravagancia en un país en el que la inflación vuela bien por encima del 100% y en una alianza en la que no hay consenso para nada? ¿Daniel Scioli tendrá su revancha, Agustín Rossi la oportunidad de su vida, Eduardo "Wado" de Pedro un inconcebible salto al estrellato? Si un hombre o una mujer del Frente de Todos jurara la presidencia el 10-D, Argentina obligaría a quemar todos los libros de ciencia política y de sociología del mundo.

Hablemos en serio.

La verdad cruda
La situación del país es dramática. El dólar blue quedó a un paso de los 500 pesos, tras experimentar un incremento brutal de más del 7%. En una sola rueda de locura.


Ese tipo de cambio ilegal no afecta las reservas del Banco Central porque responde a transacciones entre privados, surge de un mercado muy pequeño y no debería incidir sobre los costos de las empresas. OK, pero basta de cháchara. En un país con la memoria de la Argentina, el dueño chino del autoservicio de la esquina de mi casa se está arrancando los pelos pensando en los precios que le van a venir en las próximas listas de sus proveedores y, probablemente, esté pensando en remarcar por las dudas. Y no hay cómo reprocharle eso. Entonces las expectativas juegan y si bien la inflación es un fenómeno monetario –¡chocolate!–, no es "solamente" eso.

Mientras, empresas y comercios de tecnología y electrodomésticos, autopartistas y corralones también remarcan, lo que empeora las perspectivas inflacionarias del mes y su posible arrastre en mayo, mes en el que Massa necesita poder mostrar una reducción del IPC, aunque sea casual, para dar el paso hacia su candidatura.

Mientras, los tipos de cambio bursátiles –de impacto inflacionario más directo– también picaron en alza, aunque una intervención oficial –vendiendo bonos en pesos y, estiman traders, comprando bonos en dólares– permitió que al cierre el MEP bajara un poco y el "contado con liqui" subiera más moderadamente. Si necesitás recordar qué... diantres, digamos, es todo eso, te recomiendo esta nota.

La corrida contra el peso es severa, al punto que con un simple aviso al FMI –siempre adverso a ese tipo de políticas– el Gobierno se dio a la tarea de arrojar todo el chasquibum que tiene sobre el mercado.

Para Massa se trata de salvar su candidatura presidencial, sí. Con algo más de realismo podría decirse que su lucha a todo o nada se vincula más con salvar su carrera política después de octubre de 2023.

El soldado de Dios
Massa ha blanqueado totalmente su enfrentamiento con Miguel Pesce, pero este sigue contando con el respaldo de Alberto Fernández. Mientras entre Economía y el Banco Central discuten si hay que realizar una vuelta de tuerca nueva sobre la tasa de interés –un recurso siempre recesivo, que se aplicaría sobre una economía que probablemente ya está en recesión–, el jefe del Palacio de Hacienda apuesta todas sus fichas a que sus tantas veces mencionados contactos en Washington pueden sacarlo del entuerto de un cargo que, en agosto del año pasado, soñaba como el revulsivo ideal para su candidatura presidencial.

Hacia el final de la semana, el viceministro Gabriel Rubinstein viajará a Estados Unidos para mantener contactos en el Tesoro de ese país y el FMI. En la primera de esas organizaciones espera recibir respaldo político que lo ayude a concluir con la segunda una renegociación amplia del acuerdo en marcha. De haber fumata blanca, CFK sonreiría y, acaso, elogiaría a "Sergio".

Letra grande y letra chica
Argentina ya incumplió la meta de acumulación de reservas y encontró la comprensión del organismo, dado que la sequía restará 20.000 millones de dólares a las exportaciones del año. Para peor, el dólar agro se liquida gota a gota. Además, falló en la fiscal del primer trimestre, porque ese fenómeno climático derrumbó la recaudación en concepto de retenciones y, al dañar la actividad, hizo que la reducción de la percepción de impuestos no pudiera ser compensada por el desplome del gasto público, del orden del 30% interanual. Que nadie diga que no hay ajuste.

Así, cualquier "recalibramiento" de las metas supondría un cambio, para empezar, en la fiscal.

Massa quiere, además, que el Fondo anticipe desembolsos que planeaba realizar en el tiempo. Pide 10.000 millones de dólares, pero acaso reciba 5.000 millones. En Economía, algunos piensan que eso le daría al Gobierno la fuerza para desalentar la corrida, pero el argumento es dudoso. ¿Aceptaría el FMI que Argentina se patine –otra vez– sus préstamos para financiar una salida masiva de reservas? ¿Admitiría que se los use –otra vez– para defender un tipo de cambio oficial que hace tanta agua que requiere, para seguir existiendo, de una miríada de dólares especiales? Seguramente no. Esos recursos solo vienen por un rato, para que el país haga los pagos que debe realizar de la deuda que Mauricio nos legó. Como decía César Menotti: "cuando vengo, voy".

Mostrando los dientes
¿Cómo frenar entonces los dólares desbocados? Massa quiere que el FMI le desate totalmente las manos para intervenir mediante la venta de títulos públicos en pesos o a través de la compra de los mismos en dólares, a fin de achicar el cociente que arroja el CCL y el MEP. Este medio ya fue claro sobre lo ruinoso que resulta vender a 25 lo que, al vencimiento, habría que pagar a 100 o, en su defecto, renegociar nuevamente con tenedores rápidos para acudir a los juzgados del Distrito Sur de Manhattan.

Así las cosas, ¿cuál sería el largo de las patas de la intervención oficial? Este martes comenzaron los allanamientos a agentes de bolsa por supuestas actividades para inflar el blue, cosa que seguiría hoy y en los próximos días. Además, el ministro de Economía irá a la Justicia para esclarecer comportamientos poco claros.

Cecilia Moreau expresó que "algunos jugadores del mercado (…) van a descubrir al (Massa) que conocemos en la política, que cuando se cansa de que lo quieran boludear, pelea con todo lo que tiene". La acción, se supone, estará a la altura de semejante advertencia.

¿Insistirá el Fondo en esta renegociación con sus viejas recetas, que incluyen, además de ajustes draconianos, subas de tarifas y eliminación de subsidios, devaluaciones fuertes o, en el caso argentino actual, en un emprolijamiento del desdoblamiento a la que te criaste de hoy, en un esquema dual?

¿Será por esto último que las consultas para sondear el ánimo de jugadores clave acerca de una posible megadevaluación –controlada– no salieron la semana pasada solo del despacho del bisoño exjefe de Asesores Antonio Aracre, sino también de alguna oficina importante –no la de Massa, aclaremos– del Palacio de Hacienda?

FUENTE: LETRAP.COM.AR

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