


Protesta sindical y control del Gobierno: la reforma laboral tensó la calle mientras la Rosada siguió el pulso político
POLÍTICA Agencia de Noticias del Interior
- La CGT y sectores opositores se movilizaron en Plaza de Mayo contra la reforma laboral del Ejecutivo.
- El Gobierno siguió la protesta desde la Casa Rosada y buscó restarle impacto político.
- Más de 1.500 efectivos participaron del operativo de seguridad con la consigna de evitar enfrentamientos.
- El Ejecutivo destacó el cumplimiento del protocolo y la ausencia de incidentes graves.
- La protesta no coincidió con actividad legislativa, un dato valorado por el oficialismo.
- La reforma laboral sigue siendo un eje de conflicto social y político para la administración libertaria.
Con la Plaza de Mayo ocupada por columnas sindicales y organizaciones de izquierda que rechazaron la reforma laboral del Poder Ejecutivo, el Gobierno monitoreó la jornada desde el interior de la Casa Rosada. A diferencia de otras ocasiones en las que el presidente Javier Milei optó por permanecer en la quinta de Olivos durante protestas sociales, esta vez se trasladó a Balcarce 50 por un trámite administrativo que requería su presencia física, en un contexto político atravesado por el reciente traspié del oficialismo con el Presupuesto 2026 en la Cámara de Diputados.
Mientras las banderas se desplegaban y las batucadas marcaban el ritmo del rechazo al proyecto de “modernización” laboral, en el Ejecutivo buscaron restarle dramatismo a la movilización. La consigna interna fue presentar la protesta como una expresión más del conflicto social, sin impacto inmediato sobre la hoja de ruta del Gobierno. La convocatoria formal estaba prevista para las 15, pero desde el mediodía comenzaron a confluir gremios y partidos opositores en el perímetro de la plaza, liberado parcialmente por un amplio operativo de seguridad.
El despliegue policial estuvo a cargo de más de 1.500 efectivos, bajo la coordinación del Ministerio de Seguridad nacional y su par de la Ciudad de Buenos Aires. En su primer desafío de alto perfil, la ministra Alejandra Monteoliva siguió el desarrollo de la jornada desde el Comando Unificado de Monitoreo. La instrucción principal fue evitar enfrentamientos y garantizar que la marcha se desarrollara sin incidentes mayores, con especial énfasis en impedir cortes totales de calles y desbordes que afectaran la circulación.
Según fuentes oficiales, se aplicó el protocolo habitual de control de manifestaciones, con encapsulamientos preventivos y seguimiento de las columnas para evitar concentraciones prolongadas que derivaran en colapsos viales. Durante la desconcentración se registraron disturbios menores, sin vinculación directa con la organización de la protesta. Desde el Gobierno celebraron el cumplimiento del esquema de seguridad y destacaron que se logró mantener el orden sin escalar el conflicto.
La movilización fue convocada por la Confederación General del Trabajo, pero sumó la adhesión de distintos sectores de la oposición, que cuestionan el contenido de la reforma laboral elaborada por el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado. En la previa, el Ejecutivo había analizado el perfil político de la protesta y la posible presencia de dirigentes con alta exposición pública. Finalmente, el gobernador bonaerense Axel Kicillof participó de la marcha acompañado por miembros de su gabinete, un dato que no pasó inadvertido en el oficialismo.
Desde el núcleo duro libertario, el énfasis estuvo puesto en el calendario legislativo. La coincidencia de la protesta con una jornada sin sesiones fue leída como un alivio táctico. La estrategia del Gobierno apunta a evitar que la presión de la calle se superponga con debates clave en el Congreso, donde el oficialismo necesita construir mayorías frágiles y negociar con bloques dialoguistas.
En paralelo, la conducción política del Ejecutivo mantuvo reuniones internas para evaluar el escenario. En las oficinas de la planta baja de la Casa Rosada se reunieron durante más de una hora el jefe de Gabinete, el ministro del Interior, asesores presidenciales, la jefatura del bloque oficialista y el titular de la Cámara de Diputados, con participación del ministro de Economía. El encuentro se produjo horas después de una sesión adversa para el Gobierno, en la que no logró avanzar con la derogación de leyes sensibles vinculadas al financiamiento universitario y a la emergencia en discapacidad.
La jornada dejó al descubierto una postal conocida pero significativa: un Gobierno decidido a sostener su agenda de reformas, un movimiento sindical dispuesto a recuperar centralidad en la calle y una dinámica política que oscila entre la confrontación discursiva y el cálculo estratégico. En ese equilibrio inestable, la reforma laboral sigue siendo uno de los ejes más sensibles del proyecto libertario, con capacidad de tensionar tanto el frente social como el parlamentario.






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